六十九

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Las descargas eléctricas que caían desde el cielo nuboso irradiaban una potente luz que devoraba la madrugada, el gran Tigre Blanco controlaba la Tormenta Eléctrica desde el centro enviándola por varios li dentro del Territorio Oeste para liberar sus tierras de la plaga maligna.

El Primer Príncipe se encontraba en pose de loto en la oscuridad, con los ojos cerrados y la respiración constante mientras era guiado fuera de su cuerpo; todo parecía ir con normalidad hasta que sintió la inquietud de los animales que habitaban su territorio así como la amenaza a las barreras defensivas a pesar de haber limpiado con éxito todo pensamiento y sensación. Sus ojos se abrieron perdiendo el nirvana, trató de observar la situación con sus poderes pero fue imposible ya que no podía usarlos dentro del lugar sagrado del Guardián Oeste. Calculó que no llevaba mucho tiempo en su ciclo de meditación pues su cuerpo no mostraba señales de inmovilidad graves, el ambiente seguía siendo oscuro y el aroma a madera y tierra subieron hacia su nariz; al levantarse, la opresión espiritual aumentó señalándole que el ciclo de meditación no estaba completo, sin embargo, Zhì Mín no pudo ignorar la sensación de peligro. Un inmenso rayo hizo temblar el espacio, no hubo lugar para esquivarlo y cayó directamente en el cuerpo del Primer Príncipe tirándolo al piso, el ataque se repitió cada vez que trataba de salir por lo que su cuerpo soportó la brutalidad de la energía que recorrió cada parte de su anatomía hasta que fue inaguantable, cambió su forma a la de un gran Tigre Blanco como la nieve más pura, de su gran hocico salió un ensordecedor rugido que generó una tormenta eléctrica que combatió contra los rayos enviados por la formación hecha desde el Primer Guardián Oeste.

Cuando ambas descargas electrostáticas se encontraron, se creó un resplandor cegador mientras se fusionaban y la herencia del Territorio Oeste fue absorbida por el Primer Príncipe. Todo el caos que generó recibir el Gran Rayo tuvo que ser canalizado, por lo que los aprendices y guardias que todavía estaban resguardando no fueron indiferentes, muchos quisieron ingresar al lugar pero fueron detenidos por los que sabían que no cualquiera debería pisar el terreno o sería maldecido.

Las garras de Zhì Mín se abrieron paso hasta la salida sin más problemas, ya afuera, notó la anomalía en el aire.

─ ¡Su Alteza! ─exclamó una de sus discípulas , su túnica bronce tenía patrones de hojas de árbol ginkgo en blanco roto y sepia y su cabello atado en una larga trenza con tocados otoñales la identificaban como parte de la escuela del Territorio Oeste. Corrió hacia él con rapidez, no calculó antes de detenerse para hacer una desordenada reverencia por lo que perdió el equilibrio. Fue una suerte que no cayera al piso.

─ ¿Qué sucede? ¿Por qué el aire lleva el olor metálico de la sangre? ─preguntó obviando del comportamiento atolondrado de la niña.

─ ¡Estamos siendo atacados por el TaoTie, Su Alteza Real! Es terrible, la defensa de la primera ciudad ya cayó. Los Inmortales más poderosos llevan mucho tiempo luchando, pero no parecen poder acabar con las bestias malvadas de la creación...

Antes que terminara de contarle los pormenores, el Primer Príncipe desapareció dejando sólo una ráfaga de aire; se unió a la defensa principal de su territorio y con el tiempo, ni su pelaje límpido pudo salvarse de las manchas bermellón, al escuchar el canto de su hermano, respondió rugiendo e incrementando la fiereza de sus rayos.

Estaba luchando contra varios TaoTie a la vez cuando divisó que en el lomo de uno se encontraba la frágil silueta de un aprendiz de rasgos poco claros, el muchacho clavó una vara de metal en la columna vertebral de la bestia malvada mirándolo con atención, le sonrió mientras escuchaba el bramido lastimero que consiguió, sacó su vara, abrió la boca para lamer la sangre y luego saltó con agilidad frente al Primer Príncipe; la escena sorprendió tanto a Zhì Mín que su pata trasera fue mordida por otro TaoTie, gracias al trueno que lanzó la bestia maligna no pudo retirarse con ningún trozo de piel pero la sangre del Guardián Oeste todavía salpicó en la tierra.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEWhere stories live. Discover now