一百零八

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Los dioses no pudieron hacer nada más que salir avergonzados detrás de Lei Ren que prometió empezar la transcripción de los Cinco Clásicos como regalo para los futuros vástagos de la pareja, mientras caminaban por el corredor hacia la salida no pudieron evitar quejarse por la postura débil del marqués en el que confiaron ciegamente.

─Yo sólo deseo el bien de Su Alteza Real, ya que su matrimonio estará arreglado pronto y dará descendencia, no tengo porqué intervenir ─explicó ansioso por empezar, quizás incluiría libros sobre el deber real y la piedad filial.

─Hay rumores de que la princesa extranjera dejó al juguete masculino infértil ─murmuró el ex general.

─Yo también lo oí.

─Es extraño que hayan pasado juntos varios meses pero Su Alteza Real no tenga un hijo ¡Piénsenlo!

─El Primer Príncipe todavía no tiene descendencia ─comentó uno de ellos muy bajo.

─ ¡Pero de qué estás hablando! El Primer Príncipe se casó un día antes de volver a su ciclo de cultivo, además, tiene todo un harem para procrear a sus descendientes cuando salga; en comparación, nuestro rey sólo tomará una pareja y si resulta que es infértil...

─Debe volver a charlar con Su Alteza Real, marqués Lei.

─ ¡No volveré a perder la cara por simples rumores, regresen ustedes si tanto quieren casar a sus familiares! ─exclamó perdiendo la paciencia.

─ ¿Y si pide una audiencia con el Emperador de Jade?

─No tengo ganas de reencarnar todavía, si ustedes lo desean, vayan por su cuenta.

La Dama Peng hizo una elegante reverencia antes de guiar al cortejo hacia el Palacio Interior para acomodar los obsequios, dejando sólo el cofre grabado de oro y esmeraldas donde se guardaría el Edicto Imperial nuevamente.

─Ustedes también pueden retirarse ─dijo Zheng Guo viendo cómo Guan Ting, el secretario y el par de qilin se levantaban adelantándose a su pedido.

Taehyung acarició el fino papel todavía sorprendido, su novio lo admiró a sólo unos pasos pensando que jamás se cansaría de hacerlo, sonrió al cruzar miradas.

─ ¿Ese marqués no es algo ingenuo? ¿Cuántos miles de años tiene? ─dudó recordando el cambio brusco en Lei Ren antes y después del Edicto Imperial, soltó una risita burlona pensando en los demás ancianos.

─ ¿Qué? ─interrogó golpeando la lengua en su mejilla de forma inconsciente, no supo porqué pero le desagradó que alguien más lo hiciera reír.

─Vino con una actitud estoica hablando de tu matrimonio como si fuera una tarea que le debías, pensé que sería de esos personajes de los cómics que no hablan mucho y si lo hacen es sólo por cosas muy importantes, que cambiarán el rumbo de la historia por completo.

─ ¿Qué podría cambiar alguien como Lei Ren?

─No lo sé, quizás él sí podría separarnos. Eso es lo que pensé ─confesó bajando la cabeza.

─No hay nadie en todo el Tao que pueda hacer eso, ni siquiera un Edicto Imperial me separaría de ti.

─ ¿Por qué?

─Porque lo eres todo para mí.

─Me sorprendiste mucho ─admitió pinchando con suavidad la mejilla ajena.

─Ése fue mi objetivo.

─ ¿Cuántos días faltan para mi cumpleaños, Kookie? ─preguntó de repente notando que su percepción del tiempo parecía debilitarse.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora