八十三

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─Vinimos a escoltar a Su Alteza Real y al Joven Maestro por orden del Emperador de Jade ─Guan Ting sacó el edicto imperial pasándoselo al fénix.

Zheng Guo lo leyó con atención antes de subir las escaleras hacia su alcoba.

─Su Alteza Real ─llamó el soldado.

─La orden de Su Majestad indica que debemos presentarnos a la sesión matutina de la Corte Imperial, hasta mañana el Joven Maestro y yo estaremos aquí. Pueden acomodarse como gusten, no sean tímidos ─señaló antes de continuar su camino.

Miró algo divertido al duque meridional que maldijo bajito, siendo el dios del matrimonio cómo no iba a saber el extraño triángulo amoroso en el que se encontraba hace años con la inmortal Yi Fei y el sobrino del general de la Guardia Imperial. La sonrisa que le dedicó fue como decirle que ya decidiera, si escogía una belleza cálida entre sus brazos o por el contrario sería sostenido por el atractivo salvaje del hombre parado a su lado.

Sea el que sea el escogido, bendecirá la boda.

─Este servidor se retira entonces, descanse Su Alteza Real ─dijo entre dientes You Wen dirigiéndose a una de las habitaciones, cerró la puerta con fuerza y no se supo más de él hasta el día siguiente.

─También me retiraré, Su Alteza Real ─Guan Ting rascó su cabeza indefenso, decidió alojarse en la alcoba al otro lado.

El fénix subió el resto de escalones, encontró al castañito dormido en el suave diván, le acarició el cabellito rebelde mirando los platillos intactos en la mesa.

─Despierta, TaeTae ─susurró, sus labios rozaron sin querer los aretes que el niño tenía en las orejas.

─ ¿Kookie? ─se frotó el rostro, sus ojos entreabiertos llevaban un rastro de confusión y se tocó la oreja algo perdido al sentirla caliente.

─Come algo.

─Ya no tengo hambre ─dijo dándole la espalda, cerró los ojos y su respiración volvió a profundizarse pensando que el dios del fuego dejó que se saliera con la suya.

Pero el Segundo Príncipe sólo fue por un platillo de gachas que entibió con sus poderes, tomó una cuchara regresando al diván donde volvió a llamarlo.

─Abre la boca ─dijo midiendo la temperatura de la comida, el pequeño polluelo se acomodó obedientemente mientras era alimentado.

─Come también. ─Desvió la cuchara hacia los labios ajenos cuando el tazón estaba a la mitad.

─Está bien.

Se dividieron el resto con el sonido de los grillos de fondo, Taehyung se tiró encima del Segundo Príncipe sin esperar a que el tazón fuera llevado a su lugar al ser vaciado, aspiró el aroma peculiar de la piel perlada hasta ronronear como un gatito perezoso.

─ ¿Quién era esta vez, Jungkookie? ─preguntó con voz amortiguada.

─You Wen y un miembro de la Guardia Imperial, vinieron a escoltarnos a la Corte mañana. ─Hizo aparecer un par de pajarillos espirituales para que se llevaran el tazón, se acomodó en el diván y abrazó al castañito contándole los pormenores del edicto imperial.

─ ¿Montaremos otro espectáculo para tratar de mandarla a su casa? ─dudó ladeando la cabecita.

Jungkook alzó una ceja divertido y envidioso, le contaron todo sobre esa noche y lo que más lamentó aparte de no poder poner a esas mujeres en su lugar fue que no pudo ver a TaeTae actuando como un pequeño tirano.

─ ¿Cómo podría tener tu carita tierna un gesto frío y severo?

─Es fácil, mírame ─respondió respirando hondo antes de poner una expresión llena de indiferencia, como los villanos sin corazón en las series populares que había visto.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora