一百二十八

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Unos días antes del Año Nuevo Chino, algunos qilin liderados por XingXing salieron de la Segunda Mansión, con timidez, recorrieron los pasillos del Palacio Sur en fila hasta la oficina del Rey de las Aves que estaba revisando los libros de cuentas. 

― ¿Ocurre algo? ―preguntó el fénix sin levantar la vista, por el rabillo del ojo las pequeñas cabecitas sobresalían desde el umbral.

XingXing carraspeó avanzando, tomó el borde del traje que apreciaba, pues era una de las cosas que le había dado su dios, para mitigar sus nervios antes de decidirse a hablar.

―El Señor Principal del Territorio Sur partió hace más de un mes a peregrinar con su maestro ―comenzó con un tono ligeramente orgulloso que fue apagándose hacia la última palabra.

Zheng Guo se detuvo al escuchar la mención de su pequeño polluelo, la imagen que brindó todavía fue noble, nadie notó que llevaba el corazón a rastras y lo extrañaba con locura. La cuerda carmín con dos patos mandarines rodeaba su muñeca oculta bajo la manga del traje oficial de la corte del Emperador de Jade que todavía portaba y el doble collar de jade lila siempre estaba atado a su cuello.

―Lo sé. La cocina dejó de preparar la comida de la Segunda Mansión al mediodía desde su cumpleaños ―asintió dejando los libros a un lado, recordó que Xi Zhen envió congee de los ocho tesoros* esperando que Taehyung lograra comer un poco, sin embargo, ya no estaba.

El Palacio Sur volvió a sentirse tan grande y vacío sin él, sin sus travesuras, sus berrinches, su hermosa mirada, su forma de dormir que lo hacía parecer un adorable osito...

―Hasta que vuelva, nosotros podríamos apoyar en lo que se necesite en el Palacio Sur, ya que, vivimos aquí ―ofreció tratando de no mostrarse profesional.

―Su devoción hacia el Señor Principal ya es suficiente.

―Sí, pero... ―XingXing bajó la cabeza como si hubiera sido regañado. Como su deidad partió, no había mucho qué hacer en la mansión, los primeros días se dedicaron a limpiar a fondo, luego a cultivarse siguiendo el ejemplo de su dios, probaron algunos juegos infantiles que habían aprendido del castañito, se comieron todas las flores, sembraron otras y luego... cayeron en el aburrimiento. Huo y una pequeña corte partieron con él, mas, era obvio que no todos podrían hacer lo mismo.

El silencio se instaló en la habitación cuando el mayordomo ingresó para hablar sobre algunos preparativos.

―Los sirvientes acaban de terminar de limpiar a fondo el Palacio Sur, se prestó especial atención a los pabellones y a los jardines como indicó. El bosque de árboles kumquat* está listo para la cosecha, ordenaré que recojan todos los frutos pasado mañana para preparar la mermelada y el té que formarán parte de los obsequios del Territorio Sur ―expuso sabiendo que el Segundo Príncipe pasaba los primeros días en el Palacio Central y también estaría pendiente de las ofrendas que recorrerían la carretera meridional, por lo que no necesitaban guardar nada para el Palacio.

―Este año, presentaré mis saludos sólo el primer día de Año Nuevo, así que, ordene que no se coseche todo.

El mayordomo calló imaginando la agradable vista que se tendría de los frutos dorados salpicando entre el follaje cada vez que se pasara por el corredor y la fragancia que ya podía sentirse en el aire.

―El cocinero ya mandó la lista de lo necesario para el banquete con los nobles de su corte, los insumos empezarán a llegar mañana. ¿Mandará pasteles de año* para los aprendices antes de que partan a casa?

―Sí. Este año enviaremos pastel de año, nueces y tarta de almendras.

―Comprendo.

―Que el cocinero incluya unos pasteles especiales ―ordenó mirando a la fila de qilin al otro lado de la puerta.

HILO DE SANGRE - KOOKTAETempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang