九十五

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La garúa pasó en un parpadeo dejando la noche clara como los ojos de flor de melocotón del castañito, ondulantes y sinceras, sus pestañas temblaron confirmando su anhelo batiéndose igual a alas de mariposa. El fénix se perdió en ese par de cuentas mágicas que le robaron el alma sin esfuerzo.

─Mi pequeña estrella impaciente ─murmuró sonriendo de lado, ahuecó las mejillas grana y le besó los párpados sin decirle que sus deseos eran los mismos sólo que las distancias eran insalvables en el pasado.

─Ancestro pervertido ─respondió abrazándolo. Zheng Guo sintió su corazón latir rápido, al parecer Taehyung también lo notó porque acercó su oído y soltó una risita─ ¿Acaso estás nervioso, Kookie?

─ ¿No te sientes igual? ─contraatacó llevando una de sus palmas al pecho contrario ocasionando que Tae diera un saltito─. Nos esperamos tanto tiempo pero si lo deseas puedo esperarte mucho más.

─S-Sólo quisiera tomar un baño.

─Hazlo ─habló tomando una de sus manos para besarla.

Taehyung casi corrió hacia su mansión sofocado, con los latidos de su corazón resonando en sus oídos. Había una mezcla de anticipación y nerviosismo en su sangre. Sólo se calmó al estar en sus nuevos aposentos.

─ ¿Desea que le preparemos el baño, Señor Principal del Territorio Sur? ─preguntó el qilin liderando al grupo.

─Eh... sí, por favor.

Medio palito de incienso después, el de sonrisa cuadrada estaba sumergido en la gran piscina, varios pétalos de flores y rodajas cítricas flotaban con las ondas, el vapor subía con un relajante aroma cubriendo el gran espejo en la esquina. En la cabecita del polluelo miles de cosas pasaron a la vez, entre ellas las veces que Kookie y él habían sido un poquito más íntimos... esa mañana que se frotó contra él y esa otra vez que ambos se ayudaron por sobre la tela. Chilló al imaginarse al dios del fuego glorioso en su desnudez, con los oscuros ojos sedientos al mirar cada rincón de su piel y la peligrosa aura inclinándose sobre él, acercándose cada vez más como un depredador hambriento que encuentra una presa después de una larga cacería, dobló los dedos de sus pies y sintió escalofríos por la vívida imagen.

Jungkookie iba a tomarlo.

Se lavó a consciencia prestando atención a todos los lugares como nunca antes, trató de flexionar sus músculos para evitar estirones o calambres o lo que dolería si hacía un mal movimiento, limpió el espejo para verse notando que su aspecto era un poco inmaduro. ¿Y si ese brillo infantil detenía a su novio? Se atavió con una bata límpida, tomó un peine de oro para lidiar con su rebelde cabello probando varios peinados que según él lo harían parecer mayor, dio varias vueltas odiando que el proceso de madurez humano fuera tan lento y sus poderes no estuvieran de su lado en ese momento sin darse cuenta que ya había pasado más de una hora.

Zheng Guo también se dio un baño, su largo cabello negro como la noche cayó suelto sobre la túnica ónix de seda lisa con algunos bordados en hilos de plata aquí y allá resaltando su figura erguida como el bambú. Por entre la misteriosa noche, sus pasos apenas resonaron en el palacio, decidió no extender sus alas dándole tiempo a ambos de preparar sus corazones.

Los qilin lo saludaron al verlo cruzar el umbral de la Segunda Mansión, las linternas de colores irradiaron un brillo encantado mostrando el camino como la senda estelar prometida, del otro lado la promesa del amor lo llamaba. Alguna vez, paseó por la construcción sin encontrarle el encanto de ahora, la luz y la sombra jugaban frente a sus ojos traviesas como el dueño de la construcción, el aire trajo el aroma estival y algunas hojas se agitaron en el jardín al ser acariciadas por el viento.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora