九十六

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El Segundo Príncipe siguió sosteniendo al novio de fénix entre sus brazos reacio a levantarse, con sus poderes abrió los paneles dejando que el paisaje les diera un fondo de cuento. Suspiró con el corazón pleno mirando las pestañas ajenas crear abanicos de sombra sobre el inicio de las tersas mejillas pensando que ese momento debería durar para siempre. Besó la frente donde los cabellos caían desordenados y su mirada estuvo plagada de sonrisas.

Esa era la estrella traviesa que su alma eligió hacía tanto.

Taehyung despertó poco a poco, lanzó un flojo bostezo sintiéndose perdido y adormilado, parpadeó mirando alrededor sin poder abrir totalmente los ojitos por la luz que se colaba por los rincones. Quiso desperezarse pero un par de brazos estaban enredados a él y su cuerpo se sentía... extraño.

Entonces, las imágenes de la noche anterior pasaron una tras otra en su cabecita. Había sido devorado por Kookie que no dejó ni un sólo recodo sin atender, dobló los dedos de sus pies reteniendo un chillidito, toda su cara se calentó y buscó esconderse dentro de las mantas sin éxito alguno.

─ ¿A dónde vas, polluelo revoltoso? ─interrogó Zheng Guo enternecido, encantado, feliz.

─Sigo durmiendo, no seas bullicioso ─rezongó el de sonrisa cuadrada dándole la espalda.

─ ¿Acaso querías ver algo en especial? ─se burló besando la nuca a su disposición.

─ ¡P-Para nada!

─Puedes tocar, sentir y ver lo que desees, de todas formas, soy todo tuyo ─continuó acercándose más, ni siquiera se inmutó al sentir su sobresalto.

─Estás muy cerca... y no llevas ropa.

─Anoche no era un problema.

─No me molestes.

─ ¿TaeTae?

─Mi cara no es tan gruesa como ayer... ─murmuró girando con timidez, lo miró de reojo jugando con el borde del edredón.

─Mi pequeña belleza mimada.

─Sólo abracémonos así ─propuso enterrando su cara en el pecho ajeno y estirando sus brazos para rodearlo, su corazón volvió a ser un caos y su mente un gran lío.

No pudo creer que realmente fue devorado por el Ancestro Pervertido, le daba todavía un poco de pena, mas, también se sentía muy feliz.

Parpadeó escondiéndose todavía más, se llenó del aroma de la piel ajena como un gatito perezoso disfrutando del momento en silencio, fue tan agradable que podría haber vuelto a cerrar los ojitos.

─ ¿No tienes hambre? ─preguntó colando su mano en la barriga suave.

─Un poquito ─admitió alzando la mirada.

─ ¿Qué desea comer, mi pequeño príncipe?

─Quiero comerte ─contestó traviesamente dándole un mordisco en el hombro.

La expresión de Jungkookie no fue la que esperaba, el cuerpo poderoso se tensó al instante y su aura se elevó peligrosa, como si hubiera despertado a una bestia milenaria y muy hambrienta.

─Si eso deseas, te lo daré.

─ ¿Eh? ─Su inocente mirada lo conmovió.

─Olvídalo ─farfulló besando su frente─ ¿Te gustaría comer una sandía fresca?

─ ¡Sí! Vamos al patio para partirla.

Zheng Guo mandó un pajarillo espiritual al mayordomo mientras se levantaba, su cuerpo gallardo y flexible fue delineado por la luz dándole un toque surreal que aturdió al castañito, su fuerte espalda perlada tenía algunos rastros de haber peleado con un gatito salvaje y su cabello caía como una garúa negra.

HILO DE SANGRE - KOOKTAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora