Mi Señor de los Dragones

LX: Por todas mis sombras

Extracto de Grimoire Número Siete de la Serie de Posibles
Página 55, extractos
"Mi Creación está interesada en el experimento con las Pennys. Le he dejado tomar a una para estudiarla. Mientras tanto, yo sigo pensando en las posibilidades. Tengo interés en empezar a probar con otras clases. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si lo intento con Sangres Viejas? ¿Podría transferir la afinidad mágica de un Sangre Vieja a una persona común?

(...)

Señores de los Dragones también".

———

La multitud espera con impaciencia. Unos empujan a otros y el borboteo de las numerosas conversaciones se agita a todo lo ancho de la plaza, como oleaje de un mar enardecido. Nemuri y Aizawa se miran de reojo, escondidos entre la muchedumbre. Usan una magia de rechazo para evitar que la gente se acerque demasiado a ellos y los aplaste de la misma forma en que se aplastan los unos a los otros. Sus manos están ligeramente entrelazadas. Los dedos de Nemuri están llagados por la cantidad de hechizos que ha realizado durante los últimos días y, aunque las oculta, bajo sus ojos carga unas ojeras similares a las de su exesposo. No ha dormido en tres días.

La plaza en la que se encuentran es la más grande del primer nivel de Farinha, aquel que se halla sobre las faldas de la colina del Castillo del Rey. Tiene instalada al frente una tarima y es la plaza que suele usarse para todos los avisos oficiales, así como para eventos de gran importancia. En las esporádicas ocasiones en que se aparece por la ciudad, es ahí donde el Rey suele saludar a sus súbitos.

Pero hoy el Rey no está presente. Bajo la luz clara de un sol que refulge con vigor, se plantan dos filas de Caballeros de las Fuerzas Reales que vigilan ambos costados de la tarima, mientras que, por encima de ella, dos figuras pueden observarse. Dos figuras distintas la una de la otra como la noche y el día.

El actual Comandante, Inasa Yoarashi, se muestra ahí, todo lo grande e imponente que es, con su preciosa armadura que lo señala como líder. No obstante, a pesar de la frialdad y objetividad con la que el caballero ha tratado todo el tema de la traición de Yuga en los últimos días, quien prestara mucha atención podría ver ese deje de incomodidad, de culpa incluso, que parece revolverse entre sus facciones tensas y que le obliga a encoger y estirar los dedos de forma constante.

El Comandante Interino siempre tuvo tal certeza de que tanto el Comandante Toshinori como su sucesor eran eternos e infalibles, ambos con tiempos de vida que excederían el suyo por milenios, que era imposible que él alguna vez llegara a ocupar dicho puesto.

"Comandante Interino" era un título más de estatus y reconocimiento que algo verdaderamente práctico. No era algo que se suponía que fuesen a utilizar nunca.

Y, sin embargo, ahí está. Comandante de las Fuerzas Reales de Drom, a punto de condenar a su maestro y predecesor a...

—¿Crees que ejecuten la sentencia aquí mismo? —pregunta Nemuri. Usa un hechizo silenciador para bloquear el griterío que les rodea y poder sostener una conversación con la otra Sombra. Shouta la observa con su perpetuo hastío.

—Todas las sentencias graves deben llevarse a cabo frente al Rey, con excepción de las que tienen que ver con traición. Se considera a los traidores demasiado impuros como para exponer al Rey a su presencia.

—Así que será aquí. Pensé que tenías un plan.

—Es imposible llegar a ellos en estos momentos. Están convencidos de que lo han entendido todo y de que han dado con los verdaderos traidores de Drom. Si yo llegara a hablarles otra vez sobre la traición de los Fuegaz, tendrían todos los motivos del mundo para desconfiar de mí, una Sombra que se supone que trabaja para ellos. En sus mentes yo no soy nada más que una Sombra servil.