XLVII: La Vida del Bosque

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Extracto de "Los Sangre Vieja y las Magias Raras" de Maeva
Página 16, párrafo 4
"De todas las Grandes Potestades, la Tierra de los Matices es la más rara e infrecuente. En algún momento de la historia, el nombre de la Runa que permite invocarla fue olvidado, y ahora tan sólo se sabe de algunas criaturas antiguas y Señores de los Dragones que son capaces de utilizarla. Los Señores de los Dragones no necesitan pronunciar ni escribir el nombre de las Runas para utilizar magia, por lo que, incluso si se observara a un Señor usando a la Tierra de los Matices, eso no sería garantía de escuchar ese antiguo nombre olvidado".


———


El carromato se ha detenido para descansar por la noche. Se han instalado en una suerte de campamento para carromatos que se halla a medio camino entre Sarkissian y la capital. El lugar cuenta con una pequeña taberna, una posada, baños públicos y una tiendecilla de artículos para viaje. Además del suyo, hay otros carros estacionados ahí, reposando en tanto esperan por el amanecer. Hay varias fogatas encendidas, alrededor de las cuales los viajeros cenan, descansan y conversan. Incluso hay un grupo de cantores que se ha puesto a entonar algunas melodías, pero ahora hacen silencio porque están dando cuenta de una canasta de pastelillos y varias jarras de té.

Momo contempla a la distancia a Chizome y a Izuku. Chizome ha dicho que entrenará al chico. No ha dicho para qué lo entrenará, de qué forma lo hará o qué habilidades en específico le enseñará, pero Momo supone que un Gente del Bosque debe ser la mejor opción posible para fungir como maestro de otro Gente del Bosque. Izuku aún está un poco débil y Chizome ha hecho hincapié en que es importante que el chico se recupere completamente, porque tanto él como Momo (dice él) tienen un rol que desempeñar en la vida del Señor Bakugou (o Kacchan, como han empezado a llamarle ambos para evitar atraer la atención de las Sombras). Sin embargo, en lugar de esperar a que dicha recuperación completa ocurra, Chizome ha procedido esa noche a pedirle prestada a Momo su espada y justo ahora está haciendo que Izuku la blanda y mueva de distintas formas.

Sobra decir que la espada es mucho más grande y pesada de lo que Izuku es realmente capaz de manejar, sobre todo en su estado.

Mientras les observa, Momo ve de reojo a una figura alta aproximándose a ella. Cuando la silueta es iluminada por la luz ambarina de las fogatas, la guerrera nota que se trata de Tensei. El hombre llega hasta ella y se sienta a su lado, lleva en las manos tres tazas de lo que parece ser chocolate caliente. Él asienta dos sobre el suelo y le extiende la tercera a Momo. Momo la recibe con una sonrisa.

—Sé que no es mucho —dice Tensei—, pero por lo menos quiero agradecerles un poco de esta forma. Prometo que, el día que pueda volver a hornear algo, les haré un banquete de pastelería rasaquana.

Momo le sonríe con agradecimiento, pero luego niega levemente con la cabeza.

—Señor Iida, no es necesario que se sientan en deuda con nosotros. Además, le agradezco mucho este chocolate, pero por favor no gasten más de sus valiosos recursos en nosotros.

—No pasa nada —replica el hombre—. Gracias a que el Señor Chizochan pagó el hospedaje y nuestros alimentos por esta noche, tenemos un poco de dinero adicional.

—Igual es mejor que lo guarden, sobre todo por la bebé. ¿Ya está dormida?

Tensei asiente.

—Ella, Kia y mis padres ya se han dormido. Me uniré a ellos más tarde, quería venir a darles a ustedes las buenas noches, ¿estarán cómodos en el carromato?

Mi Señor de los DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora