XXXVI: Maestra

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Extracto de "Geografía de Drom" de Diágoras. 
Página 35, párrafo 4
"Sobre las costas de la Gran Bahía de la Luna Menguante, al sur de la Cordillera del Mediodía, se localiza la ciudad guerrera de Marcelle. Marcelle es considerada el puño protector de Drom, pues en ella se entrenan todos aquellos jóvenes del reino que sueñan con dedicar sus vidas a ayudar y proteger a otros. En Marcelle, más de la mitad de la población sabe luchar y defenderse, por lo que esta es la ciudad más poderosa de Drom".


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Cuando la pequeña criatura se introduce a la tempestad de la ciudad, lo primero que nota es el festival de aromas que se revuelven alrededor de su nariz. Perfumes fuertes y perfumes suaves. Perfumes dulces y perfumes ácidos. Perfumes frescos y perfumes acedos.

Es la gran ciudad guerrera de Marcelle.

Marcelle es un entretejido complejo de calles, desniveles y gruesas torres. Las torres colosas se levantan por toda ella, de piedra pesada y perenne, y sus distintos pisos son conectados entre sí por puentes, escaleras y columnas. Aprender a moverse en ese mundo laberíntico es un arte que toma años dominar, pero, por suerte para el pequeño caballo mensajero que acaba de introducirse a ella, todo es un poco más sencillo si uno puede confiar en el poder avanzado de su olfato.

Buqué, un diminuto caballo mensajero de tres años, es el compañero fiel de la guerrera Momo Yaoyorozu. Nació en uno de los establos que funcionan en la periferia de la gran metrópoli y fue dado como regalo a la muchacha por su maestra, Emi Fukukado, una poderosa Criatura del Agua cuyos dos pasatiempos favoritos son entrenar a jóvenes guerreras y beber el alcohol gratis que los hombres le regalan en las tabernas.

Buqué ingresa a pasito seguro a uno de los puentes principales de la ciudad, uno que la recorre de cabo a rabo, conectando con diversas torres y calles. Es amplio y está lleno de gente. A sus costados hay instalados varios comerciantes y uno que otro indigente que pega la frente al suelo y levanta las manos en espera de limosna. Buqué estudia sus alrededores con curiosidad. En algún momento, va y se detiene frente a un muchacho sin camisa y con la cabeza cubierta por una pañoleta que está sentado detrás de una manta que reposa sobre el suelo. El muchacho le ve, se voltea, extrae algo de una bolsa de tela que tiene a un lado y se lo ofrece al animalito. Buqué entonces deja que el chico abra la bolsita que trae en su cuello, donde hay algunas kots de bronce que Momo puso ahí para que se comprara alguna golosina como recompensa por el largo viaje que iba a hacer.

Momentos después, Buqué se aleja, masticando alegremente una jugosa ramita de caña de azúcar.

A pesar de que es un caballo mensajero adulto, Buqué no le llega más que a la cintura a la gran mayoría de la gente. Tiene las patas y el cuello alargados y el cuerpo flaquito. Su pelaje corto es del color de la arcilla y sus grandes ojos son color limón. Tiene una argolla de plata en la oreja derecha, la cual le marca como el mensajero de un guerrero. La gran mayoría de la gente respeta las pertenencias de los guerreros y eso hace menos probable que alguien intente robarlo.

En todo caso, Buqué es extremadamente veloz. Más veloz que sus congéneres de mayor tamaño. La velocidad es una de las cosas que ha hecho a esa raza de caballos tan buenas para entregar mensajes, sobre todo cuando estos son urgentes.

Buqué transporta un mensaje urgente. Así que, a mitad del puente, se baja de él, descendiendo por las escaleras de un costado. Llega a otro puente, y avanza por él, atravesando en el proceso una de las grandes torres. En el interior, la torre tiene varios restaurantes instalados. Es atravesada por un pasillo central que conecta al otro lado con otro puente. Buqué llega a él y luego vuelve a descender por una escalera más.

Mi Señor de los DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora