XVI: Chizochan

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Extracto del "Libro de las Razas" de Darwae. 
Página 79, párrafo 2, línea 1
"En cuanto al ciclo de vida de los Señores de los Dragones, no se tiene un dato exacto. Pero se cree que podrían llegar a vivir hasta 3,000 años".

Página 93, párrafo 1, línea 2
"... la Gente del Bosque vive un promedio de 150 años. Los más longevos llegan a acercarse a los 200...".


———


Izuku tiene sueños que implican a Kacchan encima de él, mirándole a los ojos bajo la luz de las tres lunas y calentado por el fuego de una fogata y por el que sale de sus poros. Sueña que el joven Señor eleva la mano y le dedica caricias suaves y cariñosas en el rostro, en el cabello, en el cuello, que baja la cabeza para acurrucarse junto a él y susurrarle cosas al oído. Secretos y misterios. Historias que sólo él puede contar. Y sus dedos se mueven para unirse con los de Izuku, y de pronto Izuku siente que el mundo entero se vuelve pequeño.

Porque si Ka le sostiene la mano, ¿qué peligro podría haber en el mundo? ¿Quién podría hacerle daño?

Se despierta a media noche. Está encogido en el suelo, en un huequito de tierra que se formó con las manos desnudas. Usa su mochila de almohada y están a oscuras con excepción de la luz lunar plata que resbala entre las hojas de los árboles que les cubren. Sin embargo, Izuku, al abrir los ojos, nota a Kacchan sentado con la espalda contra un árbol. Levanta la cabeza y Kacchan voltea a verle.

—¿Qué pasa, Kacchan? ¿No puedes dormir?

Katsuki niega suavemente con la cabeza.

—Pienso en mi esposa. Y un poco en mi padre —murmura. Después baja los ojos y luego desvía el rostro. Las lunas le bañan la epidermis y le confieren un brillo fantasmal, como el que empapa a la neblina en las mañanas. Izuku se incorpora. Da unos pasos hacia Kacchan y se sienta a su lado.

—¿Recuerdas a tu padre?

Katsuki asiente.

—Un poco. Él muy callado. Muy caliente.

Izuku sonríe.

—Entonces se parecía un montón a ti —bosteza. Katsuki le mira. Entonces, Izuku siente como una mano se atraviesa por sus espaldas y le atrapa por la cintura. El calor de Kacchan le envuelve y no logra resistirse a pegarse un poco más a él. Pone la cabeza contra su pecho y empieza a escuchar los latidos de su corazón.

En medio del silencio de la noche, son casi guturales.

Izuku traga saliva y después cierra los ojos. Se siente rodeado de paz. Los latidos le arrullan. Teme volver a dormirse ahí. El pecho de Kacchan se eleva despacio cuando respira e Izuku se aferra a todas esas señales melódicas de vida. Siente algo repentinamente en su cabellera y vuelve a abrir los ojos. No le toma mucho darse cuenta de que Kacchan tiene la cara metida entre su cabello y suelta una risita. Katsuki gruñe cuando le escucha reír y el reverberar de su voz vibra dentro de su pecho. E Izuku vuelve a reír.

—Siempre —escucha que musita Kacchan. Mueve el rostro con cuidado hacia arriba para voltear a verle, pero sin empujarle de forma brusca. Kacchan quita la cara de su cabello y se lo permite. Se miran.

—¿Siempre?

Los dedos en su cintura le aprietan un poco. Los labios ajenos no se mueven pero los ojos rubíes le contemplan con atención. Izuku piensa que tal vez se lo ha imaginado. Tal vez Kacchan no ha dicho nada. No se da cuenta de cuándo va quedándose dormido otra vez. Se olvida de todo.

Mi Señor de los DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora