LV: Una oportunidad

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Extracto de "Reglamento Actualizado de Drom", del Gobierno de Drom.
Página 92, subtítulo 3, párrafos 4 y 5
"Sobre el Comandante Interino de las Fuerzas Reales
El Comandante Interino de las Fuerzas Reales deberá ser seleccionado cuidadosamente por el Comandante en turno y el Rey regente. El Comandante Interino deberá cumplir con los máximos estándares de lealtad al reino, disciplina y liderazgo, así como deberá también poseer una fuerza ejemplar que le respalde.
Dado que el puesto de Comandante de las Fuerzas Reales es de carácter hereditario, tan sólo se requerirá que el Comandante Interino desempeñe su rol cuando el siguiente Comandante en la línea de sucesión no pueda asumir su puesto, ya sea por no contar con la edad suficiente, o por cualquier otro motivo que le impida desempeñar este papel de forma satisfactoria".


———


El pecho de Mirio asciende y desciende despacio. La luz amarillenta de las velas empapa su piel desnuda, otrora clara y prístina, ahora invadida por pinceladas de sombras que bailan. Sus labios están ligeramente separados y sus párpados y entrecejo por momentos tiemblan. Tamaki observa el espectáculo sintiendo una extraña pena, un dolor en la garganta que le tiene jugándose las manos y le impide dormir.

El sanador se ha ido para buscar al especialista en sanación mágica. Tokoyami permanece en el área de espera, probablemente dormitando. Tamaki suspira. Tener tiempo de soledad y silencio, lo que propicia la aparición de pensamientos subrepticios en su cabeza, no es de su agrado. Prefiere cuando está tan enfocado en cumplir alguna de las misiones que Aizawa le asigna, que no tiene tiempo para pensar en nada más, especialmente en sí mismo.

No quiere pensar en sí mismo. No quiere pensar en el futuro y en cómo éste puede ser distinto al pasado. Lleva tantos años en la comodidad de las órdenes que Aizawa le daba, que nunca pensó en llegar a tener una vida diferente. Y se pregunta también qué opina Aizawa al respecto. El hombre le había separado de sus padres cuando tenía once años. Tamaki se sentía valioso porque Aizawa siempre tuvo un uso para él. Ahora, él no entiende lo que Mirio representa o puede representar en su vida, pero hay algo creciendo dentro suyo que le atará a él para siempre.

Separa los dedos y se lleva las manos al vientre. Frunce ligeramente el ceño. Una sensación rara se inyecta en su pecho y, no sabe si es su imaginación, pero le parece que las llamas de las velas se agitan de repente, como si una brisa súbita soplara sobre ellas. Tiene la impresión de que alguien le dice algo, pero al mismo tiempo está seguro de que ni una sola palabra ha sido pronunciada ni dentro ni fuera de su cabeza. Se pone de pie, sin retirar los ojos de Mirio. Nota que de pronto éste emite un ligero quejido y empieza a respirar con mayor dificultad. Tamaki abre los ojos como platos, porque una sensación de peligro se echa sobre él con tanta fuerza que, en un instante, ya ha corrido hacia el área de espera. Agita con urgencia el hombro de Tokoyami, quien estaba durmiendo sentado. La otra Sombra se despierta con un sobresalto y le observa con confusión.

—¿Ta...?

Vámonos —Tamaki no le deja pronunciar ni media palabra. Tokoyami parpadea.

—¿Qué?

—¡Simplemente vámonos!

Tamaki le jala de la muñeca, la sensación haciéndose más imperiosa y empezando casi a morderle las espaldas. Tamaki lo tiene claro. Tiene muy claro de dónde viene. Echa una mirada hacia atrás antes de que salgan por la puerta y casi puede ver una oscuridad profunda revolcándose en el cuarto en el que Mirio dormita, aunque dicha oscuridad no existe realmente, al menos no de forma física.

Mi Señor de los DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora