VIII: Mapas

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Extracto de "Mi encuentro con el Señor de los Dragones" de Eneida.
(Libro prohibido, su distribución ha sido vetada y su autora ha fallecido de forma misteriosa. Los ejemplares sobrevivientes permanecen bajo custodia).
Página 1, párrafo 1
"Escribo este libro con la finalidad de revelar un secreto que ha sido ocultado de todos los pueblos de nuestro reino por generaciones. Es mi deseo revelar la verdad sobre los Señores de los Dragones. Porque ellos no son todo lo que nos han pintado, y los rumores que corren a su respecto son todos falsos. Los verdaderos culpables tras las masacres de este mundo se ocultan tras bambalinas".


———


—Necesito una libra de esto —indica Izuku al vendedor tras el mostrador de madera, quien ya está preparándole una bolsita de semillas, las cuales fueron una de las peticiones de su madre. Izuku revisa el resto de hierbas y simientes que el hombre tiene en exhibición, preguntándose si debería llevar algunas cosas extra que pudiese vender después. Hace unas cuantas sumas mentales, para determinar hasta cuánto podría comprar. Izuku no nota que en algún momento el hombre se detiene en su tarea y se queda mirando hacia algún sitio a sus espaldas, con la boca abierta y el ceño fuertemente fruncido.

—¿Pero qué está haciendo ese imbécil? —dice de pronto el vendedor e Izuku le mira. Cuando se percata de que el tipo está viendo algo, Izuku se voltea para ver por encima de su hombro qué es lo que ha llamado su atención.

Y oh. Oh.

A unos cuantos metros de ellos, un grupo de chicas jóvenes que parecían haber estado paseando juntas por el mercado están detenidas y empiezan a convertirse en el centro de atención de la calle. El motivo es que un tipo altísimo y de apariencia extraña y feroz está yéndoseles prácticamente encima, como una suerte de animal, mientras les dice quién sabe qué y se les acerca demasiado. Las muchachas parecen no saber si deben reírse o sentirse alarmadas, pero una de ellas retrocede con la cara asustada cuando Kacchan intenta olfatearla de cerca.

"Merda".

Izuku suspira.

—Uhm, señor, ahora regreso —le dice Izuku al hombre y éste le mira. Sin esperar respuesta, el joven chico se aleja del puesto y se dirige hacia su exacompañante. Kacchan le voltea a ver cuando está como a medio camino. Es raro. Fue como si se percatara de su presencia al instante.

Izuku, sintiéndose extraño y ya no muy seguro de que esto sea una buena idea, continúa avanzando. Se detiene solo cuando está a medio metro de Ka.

—Kacchan —dice y sonríe gentilmente—. ¿Quieres acompañarme a comprar?

Ka le ve. Frunce el ceño. Luego mira a las chicas.

—He truvado hembrai, Deku —anuncia. Izuku suspira.

—Son mujeres, no "hembras". Y se dice "encontrado" —corrige, mirándolo ya con menos intransigencia. Ka eleva una ceja. Le vuelve a ver. Entonces, sin decir nada, empieza a caminar en la que parece ser cualquier dirección, alejándose. Izuku suspira. Hace una reverencia de disculpa a las chicas y se va—. Kacchan, no puedes ir haciéndole eso a la gente, ¿lo sabías? —dice cuando alcanza al rubio. Éste parece ignorarle—. ¡Kacchan!

—Cállate, Deku —espeta Ka. Izuku se detiene en seco. Ka sigue avanzando. El chico del bosque no entiende qué es lo que se supone que ha hecho mal. Kacchan no puede estar enojado con él por haberle abandonado o algo así porque, en primer lugar, fue él quien se fue, no Izuku.

El chico siente el impulso de seguirle, pero se detiene. Kacchan sigue avanzando y, haciendo un mohín, Izuku asume que es mejor para él que Kacchan se vaya. Lentamente, se dirige de regreso a la tienda previa.

Mi Señor de los DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora