Capítulo 18

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Con lo recientemente sucedido tanto con Niall y yo, no me atreví a decir nada más, que excusarme con que iría al baño, mintiendo claramente para que ese tonto rubio no se atreviera a seguirme hasta a donde iba.

Me había deshecho de mi helado en un bote de basura, admitía que estaba demasiado sabroso, pero dadas las circunstancias tuve que deshacerme de el en el primer momento en que se me presentó la oportunidad.

Ni siquiera le dirigí la mirada. Estaba cansada de que me hicieran sentir tan miserable, que me abandonaran y que al segundo —o cuando se les diera su maldita gana— vinieran a mí, queriendo arreglar las cosas de alguna manera u otra, me molestaba por completo. No quería ser más una tonta, ya no más.

—No, sí. Gracias por tu opinión, amiga. —Alegó mi mejor amiga.

—¿Qué?

Se rió: —Llevo diciéndote algo desde hace un rato, te pedí una opinión y, ¿Qué hiciste? Hacer como si me escucharas, no me dijiste nada y parece que te perdiste en el tiempo.

Hice una notoria mueca cuando la escuché, no mentiría, de verdad me encontraba demasiado distraída con todo, desde mis problemas, hasta los exámenes y trabajos que tendría que entregar cuanto antes a cada maestro —la primera era la que más me mantenía alejada de la realidad—, me sentía mal sabiendo que la pelinegra confiaba en mí y me pedía opiniones de algún tema en especial y yo sólo podía pasármela pensado en más cosas que seguramente y podían ser de suma importancia para la chica que se encontraba frente a mí.

—De nuevo te has ido...

—¡Perdón! —Me exalté, levantándome de pie y llamando la atención de todos.

Cuando me di cuenta y recordé donde me encontraba, me sentí ligeramente avergonzada, regresando a mi asiento y queriéndome ocultar entre los libros y debajo de la cama.

—Lo olvidé...

Susurré casi exaltada, mirando por encima del libro a mi amiga que parecía burlarse de mí. Negó lentamente, dejando de mirarme de un momento a otro, regresé mi mirada al libro.

—Hablamos después, cuando salgamos de aquí.

Asentí sin más, ya sin querer mencionar palabra alguna al respecto, me centré en seguir leyendo y resolver los problemas de la materia de física, era de suma importancia, ya que habría puntos extra en ello —y no había tanto—, los problemas eran fáciles de resolver, según a mi criterio.

Leía para que se me fusen quedando en la cabeza las palabras, para ir reforzando las palabras y el largo texto, quedando más en mi mente las palabras clave.

Había pasado ya una semana desde lo sucedido en el centro comercial, seguía cuestionándome sobre ello, estaba que quería y no ir a donde él y hablar sobre lo sucedido; demostrarle que no era una estúpida, y retrasada. Comprendía todo.

A la hora, ya nos encontrábamos guardando nuestros libros y cosas en la mochila, nos levantamos y nos despedimos de la señora encarga de la biblioteca; salimos de ahí, en dirección a la cafetería, justamente hacia la máquina de sodas para sacar dos, teníamos sed.

Las obtuvimos y salimos de ahí, despidiéndonos de uno que otro compañero que nos hablaba o se despedía a lo lejos. Los últimos días de esta semana habíamos tenido las dos últimas horas libres, Claudia y yo aprovechábamos para ir a la biblioteca y estudiar un poco, además de realizar las tareas y trabajos que teníamos.

Supimos organizarnos con ello. Porque era más eficaz ir a la biblioteca, donde sólo había libros, alumnos estudiando y silencio, que en vez de ir a la casa de alguna de las dos en donde nos podíamos distraer con cualquier cosa.

La Nerd Más Hermosa; Horan1Where stories live. Discover now