Capítulo 74

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Me removí entre las sábanas, sintiendo que estaba siendo sujeta con un fuerte y desnudo brazo. Suspiré con algo de cansancio, me seguía sintiendo adormilada y no podía aún ni siquiera abrir mis ojos; se sentían tan pesados al igual que mi cuerpo, con un ligero dolor en cierta parte de mi cuerpo.

Con algo de cansancio —realmente demasiado— terminé acomodándome se forma que podía estar mejor acurrucada contra el cuerpo del chico que dormía fuertemente abrazado a mi.

Sonreí cuando abrí uno de mis ojos, me encontré con su rostro relajado, con su respiración chocando suavemente contra mi frente. Todo esto se sentía tan bien.

Por la ventana se colaba algo de luz, mostrando que obviamente el día estaba nublado, lleno de nubes.

Sonreí por inercia, me encantaban los días nublados y llenos de lluvias, me lograban brindar tanta calma, era tan relajante el detenerme a escuchar la lluvia, viendo por la ventana o simplemente tumbada en mi cama escuchando como esta golpeaba contra las ventanas; los relámpagos y truenos eran tan relajantes por igual.

Traté de acurrucarme mejor contra su cuerpo, sonriendo en todo momento. Todo él era una obra de arte, un ser magnífico que debía de ser siempre apreciado.

—Eres tan hermoso... —Susurré delineando el puente de su nariz— Muy atractivo.

Dije como último, sonriendo aún más por la manera en que arrugó su nariz al sentir las caricias que dejaba en el puente de la misma; aparté mi mano de su rostro, no queriendo despertarlo porque se veía tan malditamente relajado.

Permanecí por mucho tiempo mirándolo dormir, observé cada uno de sus gestos, sus labios entreabiertos, sus ceño ligeramente fruncido y los suave quejidos y ronquidos que llegaba a liberar de sus labios; no había duda alguna, era tan hermoso y encantador, me autoproclamaba la mujer más afortunada de este mundo por ser capaz, por tener la oportunidad de verle dormir, de conocer sus gestos y todas esas tiernas facetas que poseía.

Hubo un momento en que soltó un quejido más fuerte, se removió entre mis brazos y solamente pude mirarlos fijamente, ahora preocupada porque los quejidos continuaban al igual que los movimientos —que no eran tan bruscos— pero los mantenía.

Para tranquilizarlo un poco de una probable pesadilla que tenía, comencé acariciando su cabello con plena lentitud, bese su barbilla y mandíbula y emití suaves ruidos que pudieran calmarle.

En minutos ya se encontraba tranquilo, su rostro se relajó y sentí sus brazos rodearme. No sabía si seguía durmiendo o si estaba aún dormido, sin querer hacer algo mal sólo permanecí quieta, con mi mirada sobre él.

No me cansaría en ningún momento se admirarlo, ver lo hermoso que era y ya no solamente físicamente, era hermoso en su interior, su mentalidad por igual lo era. Todo en complemento.

—Buenos días... —Su ronca voz se hizo presente, haciéndome sonreír, sintiendo el sonrojo en mis mejillas— Que hermosa estás el día de hoy.

Dice, pero me toma por sopresa que no ha abierto sus ojos y se ha tomado la molestia de aún así mencionarlo. Seguramente estoy hecha un desastre, con el cabello por todos lados, mis ojos hinchados, mi rostro aún adormilado...

Ese chico no tenía límites.

—Buenos días —Saludé de vuelta—Eres tú el que está lindo el día hoy, siempre.

Pronto me escondí en su pecho, suspiré llenando mis fosas nasales de ese embriagador aroma que poseían todas sus cosas. Su característico aroma.

Lo escuché quejarse, recordándome que había tenía una pesadilla anteriormente.

—¿Dónde está mi hermosura?

La Nerd Más Hermosa; Horan1Where stories live. Discover now