Capítulo 96

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Después de tanto tiempo en mi casa —casi todo el día— ambas mujeres que tenían que regresar a la suya. El frío era más fuerte que a cómo lo fue en el día, el cielo estaba estrellado completamente, pero eso no evitaba que el frío fuera tan persistente y el viento que chocaba contra nuestros cuerpos.

—Bueno, bellas mujeres, las llevaré a casa.

Mi hermano se ofreció a llevarlas, cargando con las bolsas de las compras que hizo Dayan por la mañana. En dos días teníamos una reunión en noche buena, en casa de Madison, según sé, por parte de Claudia y Harry, asistirían.

Por igual mi madre y Greg, en donde estaríamos reunidos para pasar un buen momento con ellas, demostrando que aunque todo pareciera difícil, ellas seguían teniendo una familia con ellas.

Las bolsas fueron dejadas en la parte trasera de la camioneta, Madison se sentó en el asiento copiloto una vez que nos despedimos de ella y mientras, Dayan se acercó a mi, porque nuestras madres parecían nunca tener por finalizada su conversación.

—En la cocina, ¿Se lo ibas a decir a tu madre? —Cuestiono bajo, tomando su mano— Escuché todo lo que preguntabas...

—Niall... —Susurra, viendo como sale el calor de sus labios, era demasiado el frío que hacía— De alguna u otra manera, aunque ella me diga que no importa lo que haga, sé que estará decepcionada de mi. Tengo miedo. No quiero perderla nunca. 

Sus palabras son mencionadas muy bajo, mirándome por largos segundos. Pasa a morder su labio inferior y me acerco a acariciar su rostro con mi otra mano libre.

—Uh, está fría. —La aparto en seguida.

—Lo siento... —Susurré— Te amo demasiado, ¿Lo sabes, verdad? —Cuando obtengo un leve asentimiento de su parte— Cualquier cosa, lo haremos. Pero en verdad tenemos que hablar, porque hay muchas cosas que decir y hacer, ¿Si? —Besé su mejilla y labios cortamente— Mañana podríamos ir a casa de Claudia, quizá tengamos la oportunidad... ¿Se lo puedes decir? 

—Sí, lo haré.

Permanecemos así por unos largos segundos, mirándonos a los ojos y sonriéndonos por momentos hasta que el sonido de la bocina del auto. Nos separamos y miramos hacia el lugar, mi madre es la que nos hace señas para que dejemos de hacer lo que estábamos haciendo; suspiro, apretando su mano entre la mía para por fin besar su mejilla y labios.

—Me avisas cualquier cosa, estaré pendiente de mi celular. Lo que te diga Claudia también dímelo.

Fui soltándola lentamente hasta que nos separamos, con una leve sonrisa de despedida ella sube al auto, la puerta se cierra y las ventanas que están arriba ya no me dejan ver más allá dentro del auto.

Suspiro al ver como comienzan a alejarse, sintiendo un gran vacío en mi pecho al saber que ella podía ponerse mal en cualquier momento y yo estaría allí con ella para poder ayudarla, tenderle mi brazo mientras estaba que caía por el precipicio.

—Muy bien, es hora de entrar a la casa y prepararnos para después ir a dormir.

Las heladas manos de mi madre tocan mis mejillas, haciendo casi que me estremezca ante ello, causando que me aparte en seguida de ese toque tuyo.

Entramos a casa y la ayudo a lavar los platos de la cena, dejando todo limpio. Es cuando  llega Greg que nos despedimos para poder ir cada quien a su respectivo cuarto y poder así ir a la cama. 

Me cambio por algo de ropa cómoda, arreglo la cama y me mantengo entre las sábanas cuando las luces han sido apagadas —por mi— con mis manos sobre mi abdomen, mirando hacia el techo que no tenía realmente nada de bueno, pensando en la castaña, a lo cual sé que debería de enviarle algún mensaje o llamarla, sabiendo que apenas hace minutos fue que la vi.

La Nerd Más Hermosa; Horan1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora