Capítulo 40

1.9K 111 5
                                    

Me sentía tan afortunado de poder ser yo uno de los pocos que podían contemplar de cerca la manera tan tierna en la que parecía dormir. Y es que, se veía extremadamente linda cuando dormía, mantenía un pequeño puchero en sus labios, su nariz lograba fruncirse en pequeños momentos y, realmente me terminaba matando que fuera así de hermosa.

El sueño también comenzaba a hacerse presente en mi, y no entendía ya que había dormido antes y por un largo tiempo.

Eché mi cabeza hacía atrás, cerrando un momento mis ojos, no sé por cuánto tiempo pero, terminé sintiendo un apretón en mi hombro que me hizo asustarse porque Dayan seguía en mis piernas, sentía su peso y ligeros movimientos.

—Hijo, lamento llegar hasta ahora.

Besó mi mejilla y acarició el cabello de la chica en mis piernas.

—¿Ya les han dicho algo? —Negué— Solamente sé lo que me dijeron en informes. Pero después de que llegué Dayan salió de la habitación, ella ha hablado con el doctor pero no me dijo nada...

Asiente lentamente. Su mirada vuelve a recaer en la chica que está recostada en el sofá y mis piernas; sonreí ahora de manera nostálgica, porque seguía son creer que esto esté pasando, a ella, porque han sido demasiados problemas que ha tenido y claro que lo ha superado, con mucho tiempo pero lo ha hecho y, ahora, teniendo un problema tan grande como este, y no quiero imaginarme cuánto tiempo le va a tomar reanimarse. Pero de lo que sí estoy seguro, es que estaré a su lado para apoyarla.

—Sigo sin creer que le haya pasado esto a Madison...

—Igual yo, mamá. Es algo demasiado difícil de creer.

Guardamos silencio. Nuevamente, como lo he estado haciendo en los últimos minutos, de verla dormir a ella, era la manera en la que parecía estar más tranquila. Cuando uno dormía era así, se olvidaba por completo de todo lo que existía alrededor, sobretodo de los problemas.

Dayan terminó por acostarse en el sofá, ya no usando mis piernas de almohada, la dejé ser, para que se acomodara como quisiera.

Una cuarta presencia apareció entre nosotros, ambos lo miramos y era un doctor no lucía tan joven pero tampoco tan grande.

—¿Ustedes son familiares de la señora Madison Smith?

Asentimos los dos.

—Mantenemos estable a la señora Smith. Hacemos todo lo que está en nuestras manos, ante el coma inducido fue a causa de el golpe que recibió en la cabeza en el accidente, su cerebro estaba demasiado inflamado. Por esa razón decidimos ponerle en coma. —Explicaba, en palabras suaves después de ve e que Dayan dormía— Queremos ver cómo avanza al estar en coma, haremos todo tipo de exámenes para saber que está recuperándose, pero debemos de ir paso a paso.

—Pero, ¿Qué más hay que hacer?

—Señora, por el momento sólo hay que esperar los resultados de los exámenes. Mañana por la mañana le haremos los primeros, por la tarde estarán, así que yo los mantendré informados de todo.

—¿Cuánto tiempo tiene aquí?

Me atreví a preguntar, porque Dayan tenía una larga semana en haber estado intentando comunicarse con ella.

—Cuatro días. —Respondió el doctor— Fue difícil encontrar las pertenencias de la paciente, el accidente fue algo fuerte, lamentablemente el conductor del taxi falleció cuando la ambulancia lo traía... Las personas del otro taxi se encuentran en estado crítico, esperemos que todo salga bien. Hay una chica que aún es muy joven como para que si vida acabe...

—Eso está tan mal...

Cada palabra del doctor me dejaba en un pequeño estado, en pensar y pensar.

¿Cómo había sucedido todo?

Quiere decir que... ¿La señora Madison estuvo atareada por el trabajo y, regresó a la ciudad?

Necesitaba saber más.

—Me retiro. Cualquier cosa los mantendré informados.

—Disculpe, ¿Si podemos entrar a verla?

Él hizo una mueca.

—Por estar en cuidados intensivos, solamente una persona puede entrar a la vez y se tiene media hora para verla. Pero malana después de los exámenes podrán verla, viendo que son varios les otorgaré una hora al día. Deben de ser siempre cuidadosos.

—Claro, muchas gracias.

—Estoy para servirles.

Cuando el doctor desapareció por el elevador, mi madre y yo volvimos a tomar asiento en los sofás. Acaricié cuidadosamente el cabello de Dayan, cubría un poco su rostro.

—¿Qué haremos mamá?

—No lo sé, Niall. Tenemos que ser fuertes, por Dayan y por su madre, esperemos que todo salga bien y que Madison no termine mal.

Mordisqueé mi labio inferior. Tenía que hacerle saber a mi madre sobre lo del padre de la castaña. En verdad que no quería que la fueran a separar se mi y de su madre, él tampoco tenía que venir y querer hacerse el responsable de ella cuando fue él quién las dejó, quien las abandonó.

—Mamá...

—¿Si?

Fruncí mi entrecejo, apoye mis brazos en mis rodillas y así acercándome un poco más a ella, porque lo menos que quería ahora es que Dayan se enterara de lo que probablemente su padre podría hacer. Y luego en un estado tan vulnerable, aunque ella era demasiado lista y ya lo sospechaba.

—Hay otro problema. —Su mirada me mostró que se puso alerta.

Desesperado, pase mis manos por mi rostro.

—El problema es Peter.

Ella abrió su boca, la había dejando pensando.

—¿Ha regresado?

Comenzó a moverse la castaña en el sofá. Se estiró.

—Parece que está por regresar. —Dije.

La mueca en mis labios se mantuvo hasta que miré el rostro adormilado de la castaña. Imposible estar molesto frente a ella.

Despertó de su sueño. Me daba una ligera molestia que ella estuviera durmiendo en el sofá de un hospital, era cómodo el asiento pero, no tanto como para quedarse a dormir en ella; prefería que terminaramos yendo a casa pero, las circunstancias no daban para ello.

Sabía que mamá estaba aquí, pero la decisión de Dayan era la que más importaba en este momento. Pero por ahora, parecía estando aún dormida.

—¿Qué pasa?

Su voz salió en un pequeño murmullo acompañado de un ligero bostezo en seguida que me ocasionó eterna ternura.

A esto me llegaba a referir cuando decía que quería verla por las mañanas, que la quería cerca de mi en todos los momentos de mi vida.

Inaginármela cerca de mi por tanto tiempo y ya no ser solamente amigos... Eso me haría sentir el hombre más afortunado del mundo pero, ¿Por qué imaginarme tantas cosas y no decir lo que siento?

Eso podría dejarme claramente como un cobarde, ¿Lo era de verdad?

¿Me hacía cobarde el haberla besado sin siquiera ser algo más que amigos? Aunque, casi me le he declarado y de ella solamente he obtenido pequeñas sonrisas tímidas y sonrojamientos.

Pero también está la posibilidad de que le guste, ¿No? Sino, ¿Por qué correspondería a los besos que le daba?

—No pasa nada, cariño. —Respondió mamá.

—¿Por qué no vuelves a dormir?

—Solamente si me abrazas un poco más.

Inevitablemente, sonreí emocionado.


La Nerd Más Hermosa; Horan1Where stories live. Discover now