Capítulo 98

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Niall.

Peino mis cabellos, el viento está muy fuerte y yendo de un lado a otro de forma para nada pacífica —vaya que el invierno había llegado— nuestros próximos meses serían extremadamente fríos, algunos llenos de nieve y otros acompañados de lluvias.

Vaya que la lluvia y el frío no era nada nuevo para nosotros en la ciudad, es así como hemos crecido, acostumbrados a este tipo de climas que de alguna u otra forma, nos gustaba a muchos de nosotros.

Mi dedo se hundió en aquel botón, el timbre se escuchó como eco y un "yo voy" se escuchó desde dentro.

Esperé paciente —aunque no tanto, la verdad— el frío me estaba calando hasta los huesos.

—Oh, hola. —Sonreí al mirar a la pelinegra frente a mi, sonriendo al verme— Pasa, que te congelas.

Me dejó el camino libre, entrando a la cálida casa. Al prestar más atención miré que estaba decorada, aquellas guirnaldas bien colocadas y adornadas... Sonreí aún más al ver como Dayan empezaba a subir aquella escalera.

Vestía de esa forma tan cómoda, con su cabello atado en una coleta media alta. Reí suavemente cuando miré que llevaba en sus pies unas calcetas ligeramente afelpadas y unas —muy cómodas y por igual afelpadas— pantuflas.

Su madre sostenía la escalera, rectificando que todo estuviera en orden.

La castaña tenía en su mano izquierda una estrella dorada y algo grande. Estaba por colocarla en la punta de el alto pino.

—Casi tiras baba...

El empujón que sentí en mi costado me hizo reaccionar, mirando como la pelinegra me sonreía y se alejaba hacia la mesa de centro. Se inclinó hacia allí y regresé mi mirada sobre la castalla que justamente ahora bajaba la escalera.

—Llegaste... —Susurró, acercándose cuidadosamente hacía mi— ¿Cómo nos quedó? ¿Crees que están todos los adornos bien acomodados? Dame tu opinión. —Pidó tiernamente, besando mi mejilla.

—Horan.

—Señora Madison, ¿Cómo está hoy? Aunque veo que bien... —Siento el pellizco de mi novia— La decoración les ha quedado muy bien, me gusta. El pino se ve excelente.

—Más te vale que sea así —Murmura su madre— ¿Ya se van?

La mujer se mueve de un lado para otro, todo con calma claramente. Juntaba un par de cosas por aquí y otras por allá.

Guarda algunas cosas en una de las tantas cajas que había ahí.

Siento el pellizco en el dorso de mi mano, haciendo que gire a mi lado para encontrarme con una sonriente Dayan, me hace ligeros pucheros cuando tomo su mano. Seguramente ella esperaba a que le diera algún beso o algo, pero me contuve al sentir como su madre es que estaba mirándonos ahora.

—¿Quieren comer algo? —Pregunta de repente— Puedo calentar lo que quedó de la deliciosa comida que trajo Clauida.

El silencio se mantiene en la sala de estar, mientras la mayor se queda mirando de uno por uno a los que estamos ahí.

—¿Si o no? —Cuestiona— Es una respuesta simple y rápida, no les toma mucho tiempo, pero si no quieren...

—¡Yo sí quiero!  —Alzó su voz, dando un ligero salto en su lugar— Vamos, comamos un poco.

Permanezco ahí, indagando —al menos tratando— en sus ojos para saber qué más había allí, en esos ojos marrones y llenos de emoción, alegría y... Hambre.

La Nerd Más Hermosa; Horan1Where stories live. Discover now