Capítulo 35

1.9K 112 4
                                    

Niall.

Las películas románticas nunca habían sido lo mío, pero había algo que nunca había dicho en algún momento y, era que me encantaría un amor tan empalagoso como esas típicas películas e historias románticas.

Quería una relación buena e increíble.

Pero en mi mente no había otra persona que no fuera Dayan, esa chica si que me tenía loco últimamente y detrás de ella, ni se diga.

Cada acción suya me mantenía al pendiente de ella y me hacía sentirme como nunca antes, sabía que fue muy tarde al darme cuenta de mis sentimientos hacía ella. Han sido muchas veces en las que he arruinado las cosas con ella que ahora, viendo que todo entre nosotros va de la mejor manera —a como lo creí en algún momento— no quería arriesgarme a arruinarlo.

Era verdad que en los últimos días estaba teniendo cierto comportamiento con ella, como las veces en las que la iba a besar y no me había dado cuenta —porque estaba tan sumido en sus facciones— hasta que me hicieron reaccionar. Ahora si, hablando de mi amigo el rizado.

Por más risas que hubo en el momento en que comenzamos a convivir y que empezó esta pijamada no pude despegar un sólo ojo de la castaña que permanecía a un lado mío, solamente hasta ciertos momentos.

Veía también cuando sus sonrisas eran sustituidas por una mueca, pero apenas se daba cuenta de lo que hacía volvía a sonreír.

No me imaginaba siquiera por la batalla mental por la que estaba pasando, sí por mi fuera, en el primer momento en que se propuso hacer una pijamada me hubiera negado y hablado de lo que me sucedía, pero ahora conociéndola y sabiendo que se guardaba sus problemas para ella comprendía, quería la felicidad para sus amigos y que quizá también a ella le serviría todo esto.

Una parte de mi me pedía en todo momento que me acercara a abrazarla y que me llegara a importar poco lo que nuestros dos amigos pensaran o dijeran al respecto. Quería estar cerca de ella y de esta forma no estaba siendo suficiente para mi.

Me mataba no poder decir nada de lo que sentía.

Me sentía feliz cuando ella sonreía, porque era así como llegaba a olvidarse ella de los problemas que tenía. Realmente me hacía feliz verla así. Era mi felicidad.

Cuando fui hacía la cocina no creí que iría detrás de mi.

Su manera de suspirar me hacía enterarme de que estaba decaída. Me preocupaba el hecho de que su madre no respondiera ni una sola llamada o mensaje de ella, sabiendo que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron y que según ella me dijo, que por igual en el supuesto mes que regresaría, no lo ha hecho. Esta por cumplirse otra semana y su madre solamente no da señales de que esté bien.

No sabía ya como seguir calmando a mi pequeña castaña.

Por el momento, me sentía bien al saber que con uno de los abrazos que le brindaba y con palabras —que antes no sabía que funcionarían— lograban calmarla un poco. Le extendía mis brazos para que ella fuera capaz de acercarse a mi a desahogarse. No estaba para juzgarla, estaba para tratar de entenderla.

Poco a poco, con el pasar de los días me iba dando cuenta de que mis sentimientos hacía ella se iban aclarando cada vez más, y yo por otro lado, parecía comportarme como un tonto por no ser lo suficientemente valiente para acercarme a ella y decírselo. Estaba teniendo un gran dilema en mi mente por todo esto que estaba pasando y ahora bien, sabiendo que estaba preocupada por su madre, era mejor recomendable, porque quizá sería tomado como un aprovechamiento sí me llego a confesar.

No quería que todo terminara. Porque la quiero a ella junto a mi siempre. Es mi felicidad.

Verla frágil frente a mi me incitaba a abrazarla fuerte y mantenerla protegida entre mis brazos, quería que siempre fuese así, de esa manera. Que los dos terminaramos por ser más que solamente amigos.

La Nerd Más Hermosa; Horan1Where stories live. Discover now