Capítulo 1

7K 235 3
                                    


Dayan Smith. Ese era mi nombre, con residencia en Londres desde mi nacimiento, siendo hija única y de padres separados. Viviendo con mi madre desde aquella separación, en ningún momento de mi vida pudo hacer falta algo, siempre lo tenía todo, por un tiempo por parte de mis dos padres, pero el resto de mis años, desde los cinco, ha sido todo gracias a mi madre y por su gran esfuerzo. Aunque han sido noches de desvelos, días enteros en la oficina, viajes concurridos, dolores de cabeza...

Mamá se esforzaba demasiado desde que tenía memoria. Era como una heroína para mi. Fue la que se preocupó por mi y que mantuvo todo bien a pesar del dolor causado y el abandono.

Peter, porque así era el nombre de la persona que nos había abandonado, y esa vez que se marchó fue la última vez que supe algo acerca de él. Jamás supe si estuvo enfermo, si volvió a rehacer su vida o si hizo algo más por él. Tampoco fue que me importara, porque a mis cinco años estaba más entusiasmada en cuidar a mamá y hacer que dejara de llorar, la cuidé dándole amor y cariño como ella siempre lo hacía.

Tampoco había sido de suma importancia un hombre en nuestras vidas, mamá lo dijo e incluso lo demostró a como fue necesario.

Siempre estaré tan agradecida con ella por todo lo que me ha dado y por lo que me sigue dando. Aunque son pocas las veces en las que nos encontramos juntas o nos decimos algún te quiero o te amo, ella siempre, en todo momento, sé que lleva presente en su mente y corazón esas palabras. Y sé por igual, que ella también sabe que yo las llevo conmigo.

Mayormente me pesaba el tener que levantarme a temprana hora para ir al colegio, aún así terminaba por levantarme y con mayor razón cuando sentía el delicioso aroma de el desayuno que mi madre llegaba a preparar cuando entraba tarde al trabajo.

Mis días parecían oadsrse demasiado lentos, siendo el lunes uno de mis peores días sabiendo que era el inicio de semana. No se descarta la idea de que me gustan los estudios.

Pero en verdad era que me terminaba cayendo mal el comportamiento que la mayoría de las personas tenían contra mi; cabe resaltar que todos ellos ni siquiera me conocían, no es como si en algún momento se hubieran acercado a mi a conocerme. Era maltratada verbalmente por ellos a causa de las palabras que rondaban por ahí, por personas que les gusta hacerle la vida imposible a los demás. En este caso y por más tiempo, he sido yo.

Con mucha pesadez, levantándome poco a poco sintiendo como cada uno de mis huesos iban tronando, haciendo que me llegara a relajar. Cuando estuve de pie, acomodé mi ropa limpia que usaría para el día sobre mi cama que no tardé en ordenarla. Fui directo al baño después de eso, queriendo despejarme del ligero cansancio que sentía en mis extremidades.

No tardé mucho en estar dentro de la ducha, haciendo que mi cuerpo se relajara aún más estando debajo del agua, sintiéndome un poco mejor y con el ánimo un poco más arriba. Cuando terminé de ducharme salí enredada en una toalla, secando mi cabello con otra mientras me dirigía frente al espejo de cuerpo completo, arrastrando mis pies mientras vestía en ellos un par de sandalias color violeta.

Fueron máximo quince minutos en los que me tardé en vestirme y arreglarme, además de arreglar las cosas para el colegio, llenando mi mochila con todas las cosas que necesitaba.

Bajé las escaleras, y aunque haya sido cuidadosa en todo momento, sucedió.

—¡El desayuno está listo, Dayan! ¡Baja ya!

El grito que mamá dio me sacó de mi concentración, mi pie resbaló en el penúltimo escalón y fue cuando sentí mi corazón latir con fuerza mientras me sujetaba con ambas manos de la baranda.

Quedé ahí unos segundos. Analizando lo que pasó y lo que pudo haber pasado si no me hubiese detenido a tiempo de la baranda. Estaría seguramente en el suelo, con un golpe en la cabeza o un brazo o una pierna lastimada.

La Nerd Más Hermosa; Horan1Where stories live. Discover now