Capítulo 21

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—Es aquí donde vivo.

Me detuve en la acera. Miré hacía mi casa y después al chico, le sonreí y espere a que me diera mis bolsas del supermercado pero, en vez de eso, caminó hasta la puerta de mi casa. Capté de inmediato su intención, así que fui detrás de él.

—No debiste preocuparte por esto. —Dije— Yo sola podía llevar las bolsas, no estaban pesadas. Además de que me servirán como algo de ejercicio y también caminar.

Me excusas con cosas fáciles.

—Bueno, yo quería ayudarte. —Le restó importancia.

Se detuvo fuera de la casa, esperaba a que yo abriera la puerta.

Lo pensé por momentos antes de decirle que no tenía permitido que entrara ningún chico en la casa y que supiera que mi madre no estaba.

—Eh...

—Está bien, hasta aquí llego. —Asintió, con una suave sonrisa, calmando el ligero nerviosismo en mi.

Estaba sacando las llaves de los bolsillos de mi pantalón, teniendo al chico a mi lado, mirando cada uno de los movimientos.

—¡Dayan! —Gritaron mi nombre, además de escuchar los fuertes pasos de alguien— ¡Dayan!

Giré lentamente, dejando las llaves pegadas a la cerradura de la puerta, encontrando en seguida a la persona que gritaba mi nombre.

—¿Es tu novio?

—Ese idiota no es mi novio. —Hice una mueca de disgusto— Agradezco que no lo sea.

El rubio llegó frente a nosotros, agitado y con su rostro ligeramente sonrojado. Lo miré sin comprender en lo absoluto lo que quería o qué era lo que estaba haciendo aquí, fuera de mi casa. Y además, mirándome de esa manera.

—¿Quién es él?

—¿Qué haces aquí?

Nuestras preguntas salieron casi al mismo tiempo.

—Yo pregunté primero.

Me giré para abrir la puerta y terminar de una vez con lo que se había precipitado a suceder. Cabe recordar que mi día había estado yendo tan bien...

—Deja de ser tan inmaduro. ¿Qué quieres? Creí que había dejado las cosas en claro, ¿O no lo has entendido todavía?

Abrí la puerta, dejando espacio suficiente para que el chico a mi lado pudiera pasar. Ya había cambiado de opinión en éste momento.

—Deja las bolsas en la cocina, por favor.

Lo dejé entrar. Quedándome yo afuera de mi casa, girando una vez más hasta el rubio que no cambiaba su expresión de sorpresa y enfado.

—No entiendo... —Susurró.

Negué, dándole a saber que no tenía que entender la situación. Así estaba bien y estaría mejor sí él se iba ahora.

—No hay nada que entender. Tú tu vida y yo la mía. Cada quien hace lo que quiere, como quiere y cuando quiere. —Me adelanté — ¿Ya? Puedes irte. Tengo cosas que hacer.

—Tú no entiendes...

—Tú mucho menos, Horan.

—Dayan. —Mencionó con molestia mi nombre— Acabas de dejar pasar a un desconocido a tu casa, ¿Ahora te gusta correr este tipo de peligro así como así? —Se burló.

—¿En serio? —Me dirigí a él— ¿Tú me estás preguntando ese tipo de cosas? —Me burlé tal y como él lo hizo— Corrí el jodido riesgo de ir detrás de ti, de darte una segunda oportunidad para que terminarás por hacerme mierda con tus estúpidas cosas. Madura, Niall. Tienes diecinueve años, ¿Puedes afrontar ya las cosas?

La Nerd Más Hermosa; Horan1Where stories live. Discover now