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〖𝓤𝓷 𝓫𝓪𝓲𝓵𝓮 𝓲𝓷𝓮𝓼𝓹𝓮𝓻𝓪𝓭𝓸〗

El día anterior fuimos al gimnasio con los chicos y ahí estuvimos un rato; terminé llegando a la habitación por ahí de las nueve de la noche: tomé un baño, hice masaje a mis pies, vi videos un rato e Historia propuso dormir hasta tarde.

No entiendo cómo se la puede pasar despierta pegada al libro durante cinco horas. Me dijo que se durmió hasta las casi cuatro de la madrugada. Yo no aguanté y decidí cerrar los ojos a la una.

Yo le discutía sobre mis sospechas sobre quién era el asesino de Mr. Ratchett. Ella se negó a opinar sobre mis suposiciones.

En otros temas al parecer Levi solo tocaría para las clases del profesor Jaeger y la señorita Nanaba. En la clase de Rico no se presentó. Me percaté que sólo algunos salones tienen pianos. Recuerdo la vez que me dirigió dos palabras, su caminar moderado, sus movimientos suaves...

Al fin había llegado a la puerta, la empujé, cuando una voz masculina me llamó. Volteé hacia atrás, era Jean. Le sonreí e hice un gesto de mano. Corrió hacia mí para alcanzarme.

Me sonrió y abrió la puerta para entrar primero yo.

—Gracias, pero no era necesario —reí.

—Nunca está de más —volvió a formarse una curva en sus labios —. Anda, llegaremos tarde —dijo por último para seguir avanzando.

Seguimos hablando durante el camino sobre la reunión del sábado. No tenía nada que ponerme, o al menos que yo recuerde. Visualice a Farlan e Isabel en la puerta platicando, eso indicaba que aún no llegaban los profesores. Les saludé desde las escaleras y voltearon a verme; correspondieron al saludo. Llegamos a la entrada del salón que tocaba hoy.

—¿E Historia? —preguntó Isabel.

—Ya sabes, se le hizo tarde —respondí —. Qué sorpresa que estés aquí, jamás llegas tan temprano, algo tienes en común con ella —solté una risita.

—Annie se despertó a las seis y treinta de la mañana —hizo una cara de desagrado—. Salió de la habitación ¿a dónde? No sé —habló en voz baja— no me dejaba dormir mientras se arreglaba para salir y personalmente soy una persona que le cuesta consolidar el sueño.

—Así que salió —mencioné mientras miraba hacia adentro del salón. Los demás chicos se encontraban calentando, no estaban ni los profesores, ni Hange, ni Levi. Decidí fijar mi mirada en la persona de la que hablábamos—. Quizá algo urgente. Bueno, entremos.

Dejé mis cosas a un lado y comencé a calentar. Realicé estiramientos y ejercicios durante unos once minutos. Historia entró apresurada llamando la atención de todos.

—¿Qué te pasó? —cuestionó Isabel al ver su cara. Tenía unas ojeras que se veían a kilómetros.

—Un pequeño desvelo —rió— no podía guardarme la curiosidad de qué pasaba con mi querida Katniss —Isabel se echó a reír.

—Ya veremos si la Chica en Llamas te ayudará a aguantar la clase —Le ayudó a alistarse para calentar.

Era la primera vez que lucía así, cansada. Sólo esperé que no le afectará. Durante cinco minutos más seguí con lo mío.

Entraron los profesores y Hange, atrás de ellos se asomaba Levi. La señorita Hange tomó asiento y el último en entrar se dirigió al piano.

Seguía en el piso. Jean vino a mí, tendió su mano y me ayudó a levantarme. Agradecí por el gesto. Todos nos acercamos a Nanaba y Zeke.

—Buenos días. Espero y vengan con energías —hablaba Zeke mientras miraba Historia que estaba medio decaída. "Que no le diga nada, que no le diga nada" rece por ella— y con ganas de tomar la clase. Hoy para comenzar harán treinta minutos de barra y una hora de ejercicios libres — de la que te salvaste, amiga— para después, terminar la clase con los ejercicios en parejas. Así que si pudieran hacerme el favor de acomodar las barras —fui con Colt y Erd para ayudar a moverlas.

Habíamos terminado la primera parte de la clase, media hora de barra. En seguida las quitamos y la profesora Nanaba llamó a Annie para que hiciera una demostración. Zeke sacó unos papeles del bolso que se encontraba en la silla al lado de Hange y se los entregó a Levi. Él los recibió y los colocó enfrente suyo apoyándolos en el soporte de las partituras. ¿Qué se traían entre manos?

Miré a Historia e Isabel, se notaban desconcertadas. Decidí ir a tomar un poco de agua. Saqué mi botella mientras Annie se colocaba al centro del salón y los demás se acomodaban al fondo de esté.

Tomé asiento a un lado de las chicas y me dispuse a mirar lo que estaba a punto de suceder. Levi observó a Annie y después a Hange, la última le dedicó una amplia sonrisa alzando sus dos pulgares; al parecer ella le estaba dando ánimos, mientras que el pianista la miraba serio. La señorita Hange se podía ver emocionada.

La Bestia del piano miró el reflejo de Annie y después comenzó a mirar a los demás, incluyéndome. Decidí seguir viendo a la Señorita Perfecta. No quería que sucediera de nuevo lo del sábado.

Annie se movió a un extremo del salón y se colocó en una postura cómoda, dando a entender que esperaría a Levi para iniciar.

¡Dios! Pero que privilegio sería bailar un solo delante a una bailarina reconocida mundialmente y un Ackerman.

Llegué a tenerle envidia a Annie ese día y también me di cuenta de que no obtendría el papel principal.

océan parfait | Levi Ackerman [editando]Where stories live. Discover now