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〖𝓔𝓻𝓻𝓸́𝓷𝓮𝓸〗

Levi y Annie conversaban. Ella no parecía muy contenta; su postura hacía que pensará en que estaba molesta. Al lado de mí se encontraba otro pasillo, era mi decisión tomar ese camino que incluía más vueltas, o solo pasar de largo frente a ellos; decidí la segunda opción. Comencé a caminar con cuidado, él estaba a punto de irse cuando sacó un papel de su bolsillo. Se negó a observarla y extendió su mano para que ella lo recibiera. Annie guardó de inmediato dicho papel en la bolsa de su sudadera.

Levi se dio cuenta de mi presencia yendo hacia ellos, trataba de evadirlos con la mirada. Roce la espalda de Annie debido al poco espacio que teníamos en el corredor. Avancé varios metros, y a unos cuantos, comencé a escuchar el sonido de los pasos de él detrás de mí.

Llegué a donde se encontraban todas las oficinas, casi en la entrada. Me dirigí con la encargada de entregar los pedidos.

—Buenas tardes —saludé a la señorita que se encontraba frente a su computadora.

—Buenas tardes —respondió sin despegar su mirada del aparato— ¿Qué puedo hacer por ti?

—Vine por unos pares de zapatillas que encargue, soy ____ —dije amable. Ella miró a la persona que iba detrás mío.

—¡Disculpe! —exclamó asustandome e ignorándome por completo— ¡Joven Ackerman! —miré hacia la dirección en la que ella gritó. Levi tenía su mano en la manija de la puerta para salir del edificio —El señor Erwin lo solicita en su oficina.

Levi soltó la perilla y caminó hacia nosotras con sus manos metidas en los bolsillos. Se detuvo a un lado mío. Agarré mi cabello para acomodarlo por detrás de mi oreja izquierda.

—Es urgente —ella volvió a hablar.

Olí su perfume y escuché un chasquido de su lengua. Comenzó a dirigirse hacia la secretaria del director, la señorita lo siguió con la mirada mientras mordía la tapa de su pluma; tenía puestos sus ojos en su espalda, o al menos eso pensé. Aclaré mi garganta.

—Señorita —hable para que me volviera a poner atención. Me miró con fastidio —... disculpe interrumpir su taco de ojo —continué—, pero usted me habló para entregarme mis zapatillas.

Realizó su sonrisa fingida y volvió a concentrarse en la computadora

—Señorita ____. ¿Verdad?

— Así es —afirmé con un movimiento de cabeza.

Soltó un largo y pesado suspiro. Se agachó debajo del escritorio y sacó dos sacos de tela blanca con correa, tenían grabado el nombre de la marca de las puntas, sonreí al verlas.

—Muchas gracias —dije tomando las dos bolsas. La primera la abrí y miré su interior, mi alegría no me la quitaba nadie en ese momento —. Hasta luego, señorita... —miré su nombre en el gafete— Mia.

Di la vuelta para partir y no recibí una despedida de su parte.

océan parfait | Levi Ackerman [editando]Where stories live. Discover now