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〖𝓜𝓲 𝓬𝓸𝓶𝓹𝓵𝓮𝓽𝓪 𝓪𝓭𝓶𝓲𝓻𝓪𝓬𝓲𝓸́𝓷〗

Algunas personas continuaron en lo suyo: platicando y bebiendo. La mayoría prestamos atención a lo que se iba a pasar.

—Él es Levi Ackerman ¿verdad? —Oí susurrar a mis espaldas.

—Definitivamente, tocó con La Orquesta de París hace algunos meses —dijo una voz masculina—. Un amigo fue y describió el espectáculo con un gran elogio hacia los músicos que vio aquella vez. Envidia le dará al saber que oí tocar hoy al pianista.

El tan esperado momento dejó de serlo. Levi comenzó a tocar de forma suave. Cerró los ojos e inhaló de forma profunda. Sus dedos parecían que hacían el mínimo esfuerzo por presionar las teclas, el índice y medio comenzaron a tocar de forma rápida y continua sobre dos teclas.

Extendió su brazo derecho para alcanzar una nota más aguda y su mano se desplazó con delicadeza hacia la izquierda mientras disminuía el chillido de las notas. Aún seguía con los ojos cerrados, se balanceaba con suavidad hacia el frente y atrás. Agachó su cabeza abriendo sus párpados.

— Ah —suspiró el mismo hombre que hablaba sobre él hace un momento —, las composiciones de Chopin son asombrosas; lo mejor que le pudo pasar a la música. Nocturne in C sharp minor es sobrenatural.

Quizás, era la precisión en la que tocaba, la suavidad de sus movimientos, o el sentimiento que me provocó verlo tan indefenso lo que lo hacía "sobrenatural". Era mágico y no podía seguir viéndolo, pues me sentía desolada y vulnerable.

La melodía continuó en un vaivén de emociones, una lágrima salió de mi ojo al terminar la pieza. Limpié la pequeña gota de agua que recorrió mi mejilla, y justo cuando dio fin, el público no se hizo de esperar y comenzó a aplaudir. Era alucinante; tan perfecto. Si pudiera lanzar una rosa lo haría sin dudarlo.

—Si no lo acosas tú, lo hago yo —mencionó Historia por encima del sonido de los aplausos. Carcajeé mientras seguían chocando mis manos.

La palabra extraordinario le quedaba corta a Levi Ackerman, pensaba en miles de adjetivos para poder describirlo, pero no había uno que se apegara a él.

Se levantó; hizo tres reverencias en cada una de las direcciones y volvió a tomar asiento mientras cambiaba las partituras. Dejamos de aplaudir para recibir a Annie. Ella entró por una puerta que se encontraba a un lado, estaba vestida como el cisne blanco y peinada con un moño bajo adornado con el tocado de plumas en la cabeza. Se puso en posición y Levi la miró.

Ella movió su cabeza y de inmediato la Bestia del piano empezó a mover sus manos de nuevo. Comenzó a danzar; debí de mirar los saltos y giros perfectos como todos los demás, pero Levi seguía cautivando mi atención. No podía dejar de mirarlo, la forma de mover sus dedos me tenía hipnotizada. Las notas cobraban vida propia cuando él las hacía vibrar. Bailar esa variación era lo que más quería durante esa semana, pero en ese momento lo anhelaba.

Los segundos finales de la canción llegaron, él seguía sumergido en el sonido de las notas y balanceándose con lentitud. Terminó con sus manos extendidas, algo alejadas una de la otra. Una vez más los aplausos inundaron el lugar, Levi realizó esa acción por unos segundos y después dejó de hacerlo. Cerró el cuaderno de las partituras mientras Annie aún seguía con las reverencias. No tardó en que la Señorita Perfecta se fuera por donde vino y Levi bajara del escenario, fue recibido por Erwin y Hange que al parecer lo felicitaron.

océan parfait | Levi Ackerman [editando]Where stories live. Discover now