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〖 𝓞𝓫𝓼𝓮𝓺𝓾𝓲𝓸 〗

Antes de dirigirme al estadio para ver a Hitch competir, fui al centro comercial a mirar algo en lo que pudiera trabajar y apuntarme en el puesto. Tenía horas libres por la tarde-noche y quería usarlas de buena manera. Si no encontraba otra opción, que no fuera mesera, tomaría el puesto del restaurante. Pero no encontraba algo ese día que me interesara.

Me detuve a mirar los productos de ballet que vendían en una tienda: las zapatillas, los tocados, las medias, los suéteres cruzados con cinta bellísimos, todo estaba ahí. Era como un paraíso.

En la vitrina de exhibición había una caja musical, siempre había querido una. Era de forma circular y blanca, dentro llevaba una bailarina con tutú rosa claro, era hermosa. Sin duda luego vendría por ella para comprarla. Decidí reanudar mi camino y me percate que había alguien a mi lado.

—Oh, Levi. ¿Qu-qué haces aquí? —comenté mientras me observaba.

—De compras para mi presentación —miró el nombre de la tienda—. Veo que tú también.

—No, en realidad buscaba empleo —reí nerviosa.

—Por allá hay una vacante para una cafetería —señaló la dirección y miró la caja musical.

—Iré a verla —respondí comenzado a caminar.

—Lo de la otra vez...

No hacía falta que alguien me dijera que mis mejillas estaban rojas, pues yo misma podía sentirlo.

—Fue una equivo...

—El veterinario de Vangh comentó que en unas semanas más podrá volar —miró a otro lado, evitando mi mirada. Estaba asombrada, por un momento pensé que mencionaría algo más.

—O-oh sí, sí. Eso me alegra mucho, ya casi está por terminarse la comida y...

—No te preocupes.

—¿Estás molesto? —decidí preguntar.

—¿Por qué debería estarlo?

Pude notar que estaba confundido, decidí no comentar nada.

—Olvídalo, iré por esa vacante —caminé hacia la dirección que señaló.

—Suerte —agradecí y comencé a dirigirme a la cafetería.

Él tenía razón. Entré al establecimiento y de inmediato olí el café. Al recibir la información salí, no me convencía del todo y regresé por donde vine, en dirección de nuevo a la tienda de ballet.

Al alzar mi vista notó que Levi sale de la tienda y miró la sorpresa en su rostro.

—No pensé que quisieras entrar —reí.

—Ah, Hange me pidió unas zapatillas, las compra en esta tienda y solo le hago el favor —el nerviosismo en su voz era evidente.

—No pensé que ella las comprará aquí, creo que debería copiarle, seguramente son buenas —asintió y comentó que debería irse.

Algunas veces llegaba a confundirme con su comportamiento.

Fui al restaurante de hacía semanas y pregunté por la vacante, una mujer me llevó con el gerente. Él me dijo que el puesto ya estaba ocupado, pero en ese momento llegó un chico a decirle que alguien había renunciado. Sonreí para que supiera que estaba disponible.

No le quedó de otra más que aceptarme. Dijo que por ahora sólo quería comentar que todos los días estuviera presentable e impecable; también, que podía pedir de uno a dos días a la semana (lo máximo) para descansar, pero que avisara con tiempo. El horario era de cinco a máximo una de la mañana. Cada viernes es día de paga.

océan parfait | Levi Ackerman [editando]Where stories live. Discover now