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〖𝓒𝓸𝓶𝓸 𝓮𝓷 𝓬𝓪𝓼𝓪〗

La señorita Rico se despidió de nosotras y en seguida entró el director Erwin. Miró a todos lados, parecía que buscaba a alguien. Terminé de atar mis agujetas, me levanté para ponerme la playera negra holgada y la metí dentro de mi pants rojo acomodándola; por último desaté mi cabello. A Hanna no la volví a ver durante el día, le mandé mensaje pero aún no respondía.

—Señorita _____ —habló Erwin con su voz gruesa—. Necesito que venga a mi oficina.

Mis amigas me miraron y se notaban nerviosas. Sonreí tratando de calmarlas y realicé un movimiento con mi cabeza para indicar al director que lo acompañaría. Louise me arrasó con su mirada al pasar a un lado de ella y la ignoré.

Caminamos hasta su oficina, iba tras el director siguiéndolo. La señora Blause me saludó y le respondí. Noté que Levi se encontraba sentado afuera del despacho, nos miramos y retiré mi vista pasando un mechón de cabello suelto detrás de mi oreja. El director me invitó a pasar y lo hice, cerró la puerta.

Al pisar dentro de su oficina llegó el olor a lavanda a mi nariz. Había muchos muebles donde estaban acomodadas carpetas, libros, un tocadiscos color crema y marcos con fotos; me sorprendí al mirar una de la madre de Levi y el director juntos.

Me indicó que tomará asiento y lo hice en una de las sillas acolchadas blancas frente a su mesa. El espacio era muy cómodo y apreciaba los pocos cuadros, uno de ellos (que era una pintura del mar) me hizo recordar aquella vez que mi mamá y yo fuimos a la playa, lo que daría para regresar a esas vacaciones; me sentía en casa.

—La razón por la que he ido a buscarte es —estaba metida en el ambiente que no noté cuando Erwin puso el Jazz en su tocadiscos y se sentó en la silla al otro lado del escritorio—... para recibir una explicación a tu llegada a las ocho esta mañana.

Lo supuse desde el inicio y comencé a ponerme nerviosa.

—Una disculpa, director —miraba a todos lados menos a su dirección.

—Sabes que rompes una de las reglas. Por esta ocasión no llamaré a tus padres, pero no puedes salir una noche y llegar al día siguiente como si nada.

—No volverá a suceder, lo prometo —no excusé sus palabras.

—Tus padres confían en nosotros para ofrecerte una seguridad dentro de las instalaciones. No podemos seguir recibiendo esta falta de irresponsabilidad —miré mis dedos y jugaba con ellos—. Con la señorita Diamant se dio la misma falta. Fui notificado por una de tus compañeras —"¿Compañera? Alguien le dijo" pensé— ¿Tienen, ustedes dos, algo que ver con este incumplimiento de normas? —su voz estaba más relajada.

—Para nada director. Por mi parte esto no volverá a suceder —incliné un poco mi cabeza.

—Confío en ti. Sinceramente no esperaba este comportamiento tuyo. Eres buena estudiante y fue algo imprevisto que sucediera —suspiró y se levantó de su asiento—. Ahora, he prometido que por esta ocasión no hablaré con tus padres. Pero quiero que limpies la cafetería después de que haya sido desocupada durante esta semana —no quería preocupar a mi mamá, tenía que aceptar y afirmé con la cabeza—. Y además, lavar todos los trastes sucios durante esos días.

—Dejaré lo más limpio posible —hablé y él continuó.

—Eso es todo, los utensilios y detergentes estarán en el cuarto aún lado del refrigerador. Puedes tomarlos y, si estás hasta tarde, tienes mi permiso para andar en las instalaciones a horas después de las diez.

Aseguré de que lo haría y me despedí de él diciendo "una disculpa, daré lo mejor de mí. Hasta luego". Pensé en el tiempo que me quitaría para ensayar y en quién habría sido la que le dijo al director lo de esa mañana.

océan parfait | Levi Ackerman [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora