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〖𝓔𝓷𝓽𝓻𝓮 𝓫𝓵𝓪𝓷𝓬𝓸 𝔂 𝓷𝓮𝓰𝓻𝓸〗

El ambiente estaba tenso, o al menos así lo sentía. La expresión de la mayoría de nosotros, los estudiantes, era de sorpresa. Las chicas y yo nos negamos a comentar algo hasta finalizar la clase. Zeke miró a Levi que se encontraba mirando la partitura para, después, detenerse a apreciar las teclas. Levantó su mirada y se enfocó en el profesor que le dedicó un gesto para que iniciará.

Observé a Historia que ya se notaba más despierta y atenta. Regresé mi mirada hacia la Bestia del Piano y comenzó a mover sus manos. Annie de inmediato empezó a bailar.

Levi solo había tocado unas notas y ya había reconocido la canción y, por lo tanto, el baile.

Era la melodía que se presentaba en la Variación de Odette, Annie era el cisne blanco del Lago de los Cisnes. Amaba esa pieza, era hermosa de ver. Tanto la apreciaba que llegué a aprenderme los pasos.

En mi noveno cumpleaños mi mamá me regaló un cassette con todas las canciones del Lago de los cisnes, iba a la escuela con mi Walkman y escuchando a Tchaikovsky . Ah, lo que daría para regresar a esos días, todas mis cintas con canciones las deje en casa; debí haberlas traído conmigo.

Volví al momento en el que ella se movía de forma precisa, sus pasos eran impecables y sus saltos eran moderados. "¿Cómo podré ganarle?" "¿Cómo superar la perfección?" "¿Cómo ser Annie?".

Flexioné la rodillas para apoyar mi mandíbula en medio de estas y poder seguir mirando. Levi seguía concentrado en el piano, sus movimientos no eran tan rápidos, al menos no en primera parte de la canción. Él decidió mirarla bailar mientras seguía en lo suyo, tal vez para él también era perfecta.

Hange no lucía tan expresiva, supuse que solo estaba concentrada. Los profesores parecían más que maravillados y se notaba a millas. Y ahí estábamos todos, mirándola a ella.

Note algunas modificaciones en el baile. Annie danzó hasta colocarse en una esquina y comenzó a girar sobre una diagonal imaginaria, se detuvo en cuatro vueltas y empezó a dar pequeños pasos en puntas en un mismo lugar. La magia de ese baile, era la música. Levi estaba concentrado, las notas resonaban en mis oídos, hasta que llegué a sentirlas. Me movía de un lado a otro balanceándome con ellas, cerré mis ojos para poder apreciarlas mejor.

Me imaginé bailando en un cuarto oscuro, donde estaba iluminada. Hasta que me percate que no estaba sola. Levi se encontraba en una esquina tocando la misma melodía, nos miramos. Mi corazón palpitaba de acuerdo con el sonar de las notas. Seguía dando vueltas y daba los pequeños pasos, hasta que dio fin a la canción con una nota grave y yo con un arabesque en punta.

Se oyeron los aplausos y abrí mis ojos esperando que todo lo que ocurrió fuera real, pero no. Estaba Annie con una sonrisa agradeciendo por ello. Decidí hacer el mismo gesto, por algo estaba allí. 

Miré al pianista que me acompañaba en mi imaginación y él se limitó a no aplaudir; siguió observando la partitura acomodándola. Los aplausos seguían y Annie hacía reverencias. Levi observó el espejo y después mi reflejo, nuestras miradas se encontraron. Historia me golpeó con el codo. Decidí prestarle atención y dedicarle una sonrisa.

—Suerte con ganarle —susurró en un tono irónico.

—Creo que la necesitaré —los aplausos dejaron de escucharse. Si obtenía el papel principal sería de forma limpia y sin trampas.

—Su magnífica compañera tendrá el honor de presentar está famosa variación en la reunión de nuestro querido señor Ackerman y Levi será el encargado de tocar la pieza.

océan parfait | Levi Ackerman [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora