océan parfait | Levi Ackerman [editando]

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〖𝓙𝓮 𝓼𝓾𝓲𝓼 𝓯𝓸𝓾 𝓭𝓮 𝓽'𝓪𝓲𝓶𝓮𝓻〗

Estoy delante de la puerta para entrar a la habitación con la propuesta de Nile en mente. Sé que mañana termina mi viaje y no quiero entrar. Levi esta a unos cuantos pasos detrás de mí, hemos ido a ver la ciudad y centros comerciales para comprar algunos regalos para mis amigos y mi mamá. París es muy diferente en Navidad. También sostuvimos una platica  de vinos y quesos.

—Aún tengo algo de vino que sobró de mi viaje por Bordeaux, ¿quisieras una copa? —sus palabras se sienten como una salvación. Acepto.

Subimos las escaleras del edificio en silencio. Creo que los dos lo sabemos, mañana será el fin. Entro a la habitación y sigo sin ver algún rastro de desorden, además de percibir ese olor fresco en el ambiente. Observo el espacio con más detenimiento y me dirijo al mueble con vinilos y libros. Me sorprendo al ver el piano negro que le regalé decorando el pequeño lugar. Pienso que "la chica que era antes" le hubiera encantado saber que él la guardó por mucho tiempo. Miro el tocadiscos y sé que quiero poner un disco.

—¿Este sirve, Levi? —asiente mientras busca algo en la pequeña cocina.

—Puedes poner el que quieras —no hace falta que diga dos veces para estar pasando los discos uno por uno.

Cuento al tanteo dos docenas. Hay músicos como: Chet Baker, Miles Davis, Louis Armstrong, The Beatles, Frank Sinatra, Charles Aznavour y muchos otros. Pienso en cuál escoger cuando noto que hay uno separado de los demás . Es de color café y lo tomo, "Where Are You?" es el nombre que lleva escrito y es de Frank Sinatra.

—Quiero escuchar este —volteo a mirarlo, no sé cómo se pone.

Ve el álbum que traigo en manos y lo observa por un tiempo antes de reaccionar. Viene a mí mientras me pregunta qué lado es el que quiero, A o B, tal como mis cintas. Escojo el lado B.

Me explica cómo funciona a la par que miro sus dedos poner el disco en el lado correspondiente. Al encenderlo comienza a girar, él coloca la aguja y emite un ligero crujido, este me resulta cálido y nostálgico.

—Esto es magia, como puede haber música codificada ahí —sigo con mis ojos el girar del vinilo. Él sube el volumen y se escucha con una textura diferente a lo que he oído, casi como música en vivo.

—Me encanta ese álbum —estoy tratando de traducir que es lo que dice la letra—. Una de las canciones de ese lado tiene fragmentos de un concierto para piano de Rachmaninov.

—Entonces ya sé  por qué —suelto una risita. Cierro mis ojos y la melodía parece formar parte del repertorio de La Bella Durmiente. Me balanceo de un lado al otro.

—Compré esta botella porque me dijeron que "era el mejor vino del mundo" y lo bueno es que no me estafaron esos bastardos —me río un poco y detengo mi fantasía.

Me dirijo a él. Saca dos copas y me entrega una, la recibo y comienza a servirme. Cojo la botella cuando él la deja y leo la etiqueta: "Château Margaux". Me acerca su copa y le sirvo, vuelvo a dejar el vino donde estaba. Tomo el tallo de la copa y hago pequeños movimientos circulares con mi mano, huele a tabaco y a frutos rojos.

—Para que todos tus sueños se cumplan, ____ —extiende su copa hacia mí y la choco con la mía.

—Nuestros —recalco. Doy un sorbo a la vez que él lo hace, aún en mis oídos se escucha esa canción de Frank. Saboreo en mis labios lo que resto del vino.

—Sin duda no te estafaron, Levi. Está exquisito —vuelvo a beber un poco de la copa.

El sonido de la canción va en declive, sé que está por acabarse. Se vuelve a escuchar ese sonido de la aguja contra la textura del vinilo.