océan parfait | Levi Ackerman [editando]

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「4/6」

〖 𝓐𝓫𝓲𝓼𝓶𝓪𝓵〗

Era el último día del mes e inició de semana y por fin le dije adiós a mi castigo. Por la tarde-noche del día anterior hablé con Hitch, al parecer si había bajado de peso y tendría un cambio de look. Estaba nerviosa, pues ella no suele ser de cambios y a que persona no le da nervios eso.

Cada día se acercaba más a su presentación y deseaba ya ir a apoyarla. Su competencia era ese fin de semana y justamente los resultados los daban ese mismo día.

En la clase del profesor Jaeger se habló un poco sobre los papeles.

—El último día de esta semana se darán los resultados, y para los que no sean elegidos pueden gritar vacaciones terminando la clase del viernes —habló Nanaba.

Sin duda casi un mes de vacaciones eran alucinantes, pero si te tocaba estar en el ballet ibas a estar otras tres semanas aquí. También mencionaron un poco de qué trataría, no comentaron mucho pues era sorpresa. Dijeron "van a volar cabezas" nadie entendió a qué se referían con eso en ese momento, pero estábamos seguros que, quizás, de amor no se iba a tratar.

Hange añadió al final que Levi hizo la composición y que también tenía voto para la elección. Me pregunté "¿A quién elegirás para los papeles principales?".

Miré a Annie distraída, pensé en lo que había dicho Armin el otro día. Seguramente eran ideas que solo él tenía.

Al terminar la clase Hange se despidió de mí.

Fui al Callejón a alimentar a Vangh. Levi estaba sentado, no fumaba y tampoco olía a cigarrillo. Eso me sorprendió.

—Hola, Levi —me hinque para abrir la puerta de la jaula. Metí mi mano para poner más comida en el recipiente.

—¿Qué piensas sobre "volar cabezas"? ¿Qué te imaginas?

—No sé, quizás sea de tragedia. No lo sé —acaricié a Vangh—. Supongo que tú ya sabes de qué se trata —Afirmó.

—No pienso decirle a una mocosa como tú de qué va la historia.

—Bien, porque no lo quería saber —sonreí y cerré la jaula—. Así que la composición la hiciste tú.

—Me llevó meses hacerla, aún dudo de ella —tomé asiento a un lado de él.

—¿Crees que podrías interpretarla un poco? —me miró— Ándale, sólo un pocooo...—supliqué con mis manos juntas.

—Está bien.

—¡Sí! —exclamé con alegría.

—Pero será en otra ocasión.

—Con tal de que lo hagas, todo está perfecto —me acomodé—. Y su madre no regresó —hablé refiriéndome al pájaro.

—Sabía que no lo haría.