[6] Una pintura milenial

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[6]

Una pintura milenial


Ese mismo día, Draco dejó un pergamino sobre la mesa de Potter con lo que había encontrado en su parte del asunto, antes de retirarse, por primera vez, en hora de las oficinas.

Cuando Harry entró en su escritorio para recoger sus pertenencias antes de marcharse, junto a su novia y a Hermione, que lo esperaban fuera, encontró lo que Draco había dejado, a lujo de detalles.

Levantó la nota e hizo una mueca.

—¿Qué sucede? — cuestionó Hermione entrando en el escritorio de su amigo.

— Draco ha dejado su parte. — contó a desgana.

Hermione y Pansy miraron al mismo tiempo al escritorio de Draco, para descubrir que estaba vacío.

Panay negó con la cabeza. No sabía qué más hacer para ayudar a su amigo.

— Está jodidamente perfecto. — devolvió el chico que sobrevivió. Cada tarea asignada al rubio era hecha con méritos. Eso lo había descolocado al principio pero ahora ya se había adaptado, así como a no esperar nada más del rubio.

— Merlín sabe que lo intento — reclamó Pansy mientras comenzaba a caminar. Tenía todas las intenciones de pedirle a su amigo que se uniera con ellos a una noche de cena en la casa de Potter. Pero el rubio siempre se le escapaba de las manos. Tendría que hablar con Theo y Blaise al respecto.

Por su parte, Draco al llegar a su casa hizo la misma rutina de siempre. Se encaminó a la habitación de su madre y permaneció en el lugar casi dos horas. Pero algo estaba preocupando su mente.

Al entrar en la habitación se encontró con Astoria que era la sanadora encargada de cuidar a su madre. La chica rubia realizaba una jornada de tres horas a modo de hacerle compañía y administrarle las pociones.

— Draco... — el tono empleado por la rubia ya le dijo que algo iba mal. — se están agotando las pociones. Quedan muy pocas de todas. — comentó con algo de tristeza.

Draco evitó una mueca de disgusto. El sueldo que había ganado de su trabajo en el ministerio ya se había marchado todo en pociones para su madre, pero cada vez consumía más, principalmente para dormir sin sueños, relajantes, tranquilizantes, y a veces sedantes... no le quedaba suficiente para comprar nada ahora.

Tendría que vender los libros. Había estado rechazando la idea. Su primera opción había sido vender los muebles, hasta el punto que la casa no albergaba casi ninguno. Solo la habitación de su madre permanecía impecable, mientras el resto de la casa estaba prácticamente vacía. Su cuarto mismo solo poseía la cama y el closet. Por suerte había descubierto que en el mercado negro muchos disfrutaban poder tocar cosas que Voldemort había tocado. Pero ahora eso ya no era una posibilidad. Podría comenzar a vender los libros más viejos, aquellos que ya estaban olvidados y eran ediciones viejas que generación y generación de Malfoy se habían empeñado en juntar, pero que él ahora destruiría.

Le enviaría una carta a su contacto y comenzaría a empacar los libros. Sin esperar más se dirigió a la biblioteca luego de asegurarse que Narcissa dormía bien con su poción.

Comenzó lo que resultó una ardua tarea. La biblioteca era una de las más grandes, y extraer libro por libro para decir cuál vendería le llevó casi toda la noche. Igual reservó dos horas para dormir, no debía olvidar que tenía un trabajo, que si bien el pago era una miseria le servía para cubrir los gastos de su madre y ahora lo necesitaba más que nunca.

La luz que habita en ti [Dramione] TERMINADAWhere stories live. Discover now