[10] Un látigo

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[10]

Un látigo


Draco se apareció en el Ministerio y caminó con pasos apresurados hacía el ascensor. Las miradas que estaba recibiendo ahora era en parte el motivo por el que llegaba siempre temprano y se iba último del trabajo.

Cuando llegaba siempre antes del horario de entrada no tenía que ver a nadie, y cuando se iba pasado de hora, ya no había prácticamente nadie en el edificio. Evitar esas miradas era también el motivo principal por el que no salía a almorzar. Quedaba en su cubículo haciendo lo que fuera era mucho mejor opción.

Al llegar a su escritorio estiró la mano para abrir la puerta, pero antes de que pudiera tocar siquiera, escuchó la voz de Potter llamándolo. Se volteó para buscarlo y lo encontró moviendo eufóricamente los brazos en su oficina.

Draco resopló, pero caminó hasta el lugar, para encontrarse con que Hermione y Pansy también estaban allí.

— te estábamos esperando. Tenemos que ir a una escena. — comenzó el chico de lentes con una sonrisa, la emoción de ir de caza reflejada en su rostro. — es en Londres mágico, así que creo que te agradará.

— ¿Qué es? — quiso saber, aún parado en el marco de la puerta. No sentía la necesidad de entrar a la sala junto con Granger. Ya había tenido suficiente de ella pretendiendo defenderlo. Además no entendía en que momento Potter había llegado a la errónea conclusión de que Londres mágico le gustaba. De mala gana iba al lugar cuando era inevitable. 

— Un látigo. — devolvió Pansy sonriendo de oreja a oreja.

Draco alzó una ceja, curioso e intrigado.

— En realidad no se sabe al cierto. — explicó Hermione, levantando la mirada de la planilla que la tenía tan ocupada. — está en una casa abandonada. Han rodeado el sitio porque la magia oscura se estaba sintiendo desde la vereda.

Draco negó con la cabeza.

— ¿Por qué me necesitan? Es bastante obvio que está ahí.

— No sabemos lo cierto que es. Hay diferentes objetos en la casa. Puede ser un espejo de años luz, o un látigo — Potter extendió la mano a Pansy. — incluso una tetera de oro.

— Genial. — estuvo de acuerdo Draco con ironía en su tono.

— Es mejor que vayamos, así regresaremos temprano. — comentó Pansy, poniéndose en pie. — tengo que terminar unos análisis preliminares.

— Vamos. — Hermione también se puso en pie, y Draco dio varios pasos hacia atrás al darse cuenta que ella estaba demasiado cerca. Contuvo una mueca de desprecio. Está situación era cada vez más insostenible.

Los cuatro caminaron a la zona de aparición, hasta que una vez en está, Potter extendió las manos.

— ¿listos? — cuestionó el chico que sobrevivió sin poder controlar su entusiasmo.

Draco alzó una ceja pero agarró su brazo. En seguida sintió la presión de Pansy a un lado. En segundos estaban en una nueva localidad. Parados frente a una vieja casa de un piso, que se erguía deteriorada ante ellos.

— Es está. — comentó Hermione, dando unos pasos al lugar, que estaba rodeado por aurores.

Mientras Potter y Pansy avanzaban, Draco se mantuvo aferrado al suelo. Había algo en ese lugar que no le gustaba. Una sensación más opresiva que la habitual. Le hacía sentir la necesidad de alejarse.

—¿Draco? — Potter se había dado vuelta y lo observaba con preocupación. — ¿Está todo bien?

Draco asintió con fuerza. Se estaba sintiendo débil, y le costó hacer con que sus piernas le obedecieran.

— perfecto. — devolvió, eliminando la distancia entre su amiga y el chico que sobrevivió. — Terminemos con esto.

Avanzó por el sendero de flores muertas hasta la puerta principal que ya los esperaba abierta. Sabiendo que los demás lo precedían, Draco siguió avanzando aunque todos los instintos le decían para retroceder. Arrugó la frente ante la extraña sensación, pero a pesar de todo se le antojaba conocida. Recordaba de algún lado esa sensación de dolores en su pecho, esas ganas de querer salir corriendo y no poder, esa alarma que se había disparado en la parte de atrás de su nuca. Apretó sus manos en puños al sentir como comenzaba a temblar.

— Buenas tardes, aurores. — dijo un mago a su izquierda. — La magia negra fue detectada está mañana pero no sabemos al correcto de que objeto proviene.

Draco vio con el rabillo del ojo como Harry asentía con la cabeza y luego le dedicaba una mirada demorada.

— ¿Puedes sentirlo, Draco?

El rubio se paseó por la habitación. Deambuló por la primera sala que los recibió y entró en lo que parecía ser una cocina, pero que ahora estaba destrozada en varios niveles. Habías cosas, restos de todo un poco, desparramando por todos lados.

— esto nos va a llevar una vida. — Draco sintió la voz de Pansy al fondo, pero su sentido estaba mermado por un pitido que comenzaba a enloquecerlo. Casi sin pensarlo se dejó llevar por esa horrible sensación que le decía que se alejará. Camino con pasos lentos hasta encontrar una escalera casi olvidada, en el suelo del lugar. Extendió su varita e iluminó el camino.

— ¿Qué hay ahí? — preguntó, y se sorprendió por su voz ronca, fuera de lo normal.

— Un sótano. — respondió alguien.

—¿Crees que está ahí? — escucho a Potter desde alguna parte, pero no se demoró en responder. Comenzó a bajar los escalones de uno en uno, y a cada paso sentía su corazón más acelerado, su pecho doliendo, su cuerpo flácido.

Le dolía respirar. Podía sentir estar en Azkaban de nuevo. Podía escuchar los gritos de los presos, sus propios gritos. Paren, por favor, paren. Lo siento mucho. No podía hacer nada.

Otro golpe, otro dolor, más sangre, más marcas. Quería que pararan, pero sabía que no lo harían. Nunca lo hacían. Una vez tras otra sin detenerse hasta que su cuerpo no podía más.

— ¿Draco? — era ella, su voz fue suficiente para llevarlo a la realidad. Se dio cuenta entonces que estaba con la mano erguida, para alcanzar algo.

Miró confundió a Granger y luego a su propia mano enguantada para tratar de identificar a dónde se dirigía de modo inconsciente. Entonces lo vio. Sobre la mesa estaba el látigo con que tantas veces le habían golpeado en Azkaban para recordarle lo que había hecho. Cómo había dejado que la torturaran sin hacer nada por la heroína de guerra.

Casi sin pensarlo eliminó la distancia con el objeto maldito y descansó su mano en él. El dolor fue casi insoportable, desde la punta de sus dedos hasta su sien. Sintió las cicatrices de su mano hacerse todas de nuevo y quiso gritar de dolor como todas esas veces. Pero antes de que tuviera tiempo de cualquier cosa se sintió caer. Sus piernas habían dejado de sostener su cuerpo y se doblaron bajo su peso. Chocó con las rodillas en el suelo, con un doloroso golpe. Escuchó gritos y voces, y por último vio el rostro de ella, tan real como en sus pesadillas, y la inconsciencia lo reclamó. 



¿Qué paso acá?? Oh, Merlín!! Sabíamos que esto de la cazaría de objetos oscuros no le iba a salir bien para Draco, pero alguien se venia venir esto? ¿Algunas ideas de qué tiene que ver las cicatrices de las manos de Draco con Hermione? No se si quedo muy claro en el capitulo, no era para que quedara explicado del todo, pero mínimamente diera idea de lo que paso. Espero que lleguen a conclusiones... y me las cuenten, por supuesto. 

La luz que habita en ti [Dramione] TERMINADAWhere stories live. Discover now