La luz que habita en ti [Dramione] TERMINADA

[26] El secreto de Nott

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El secreto de Nott

Hermione deambulo por la sala de esperas, mientras los minutos se hacían horas con el dolor de quien espera noticias. Harry hace mucho que se había dejado caer en una silla de plástico negra, sus ojos estaban empapados por lágrimas no derramadas, su cabello completamente alborotado en todos los sentidos, mientras todavía llevaba el traje de la noche anterior, desalineado completamente.

Mientras paseaba por el lugar en una inquietante actitud, Hermione no pudo evitar mirar el porte de Draco. Parado y reclinado en el marco de la puerta, con los brazos cruzados sobre el pecho, la postura de Draco hablaba de preparación para cualquier cosa, pero sus ojos carecían de la misma fortaleza. Estaba cansado, y así como Harry, él también llevaba la misma ropa de vestir, que ahora carecía de toda elegancia.

— debes hacer que alguien te vea eso — ella habló, su voz más áspera de lo que esperaba, pero aún así logrando sonar autoritaria.

— Está bien — devolvió el aludido con su habitual terquedad.

Su hombro baleado no estaba bien. Por lo contrario, sangraba e iba dejando una mancha sobre la camisa blanca que según Hermione había analizando en los últimos minutos, no dejaba de crecer. Pero por más que ella ya había insistido, él no se había movido a buscar ayuda.

— No está bien — devolvió Hermione con fuerza. — iré a buscar a alguien. No te muevas — dijo mientras salía de la sala, de hecho, pasando por él, que estaba reclinado en el umbral de la puerta, y pudo escuchar perfectamente como respondía con un "haz lo que quieras".

A los minutos Hermione volvió a entrar a la sala, seguida por una enfermera que miraba a todos con ojos amplios y analíticos. La mujer, así como el resto del personal médico, no poseía muchos detalles de qué había sucedido propiamente dicho. Habían tomado la decisión de mantener silencio por el momento, para evitar rumores y especulaciones de la prensa, que solo generaría más alboroto.

— Es él — apuntó Hermione sin nada de simpática a Draco que le devolvió una mirada asesina.

— Ya dije que estoy bien — gruñó en actitud defensiva.

— Eso lo veremos, señor Malfoy. Por favor, acompáñeme.

El mago en cuestión suspiró con desdén y volvió a fulminar a Hermione con la mirada antes de seguir a la bruja de muy mala gana.

— Como es terco, por Merlín — comentó ella para nadie en particular, pero Harry pareció salir de su trans.

— Tengo que hablar con él... no puede.. simplemente no puede... cuando esto termine... — sus oraciones carecían de sentido, pero Hermione no podía juzgarlo por nada en este momento. Sin dudar se acercó a su amigo y se sentó a su lado.

— ¿Quieres que haga algo? ¿qué llame a alguien? — indagó tomando las manos de Harry entre las suyas y notando la sangre seca que había en estas y en sus ropas.

— No. — devolvió él, negando con la cabeza. — solo quiero que terminé, y después los voy a encontrar, uno por uno...

— Lo sé. — lo detuvo — lo haremos juntos.

A pesar de que se mantuvo firmemente agarrada a su amigo, su brazo sobre el de él y sus manos entrelazadas, Hermione se sentía inquieta. Estar quieta cuando tantas ideas pasaban por su mente era una tortura. Sentía la necesidad de hacer algo, de organizar lo poco que sabían y las preguntas que tenía, pero no quería hablar de eso con Harry. No era un buen momento para discutir esas cosas con su amigo.