[57] Un baile y un grito

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Un baile y un grito


Draco caminó por el salón de los Weasley, si es que ese reducido espacio podría recibir apropiadamente el nombre de salón. Estaba casi seguro que ese nombre le quedaba grande a ese pequeño espacio. Pero mantuvo sus pensamientos para sí, y trató de ignorar cuando varios niños, de diversas edades pero con el mismo tono de pelo, pasaron corriendo por el lugar y casi lo voltearon.

— ¡No corran en la sala! — gritó la madre de todos los Weasley mayores, haciendo que su voz sonara por toda la casa. Draco estaba casi seguro que estaba hasta que se sacudió.

Hace menos de una hora había tomado la poción y se sentía eufórico de nuevo. Con la mente despejada y los sentidos claros. Estaba alerta, más de lo que había estado antes, y por su mente corrían todas las posibilidades de éxito. Sabía que el plan iba a funcionar. Pero tenía un obstáculo por delante: Hermione, que si bien no había regresado a preguntar nada, lo seguía mirando con ojos críticos como si quisiera leerlo más allá de lo que estaba a la vista. Algo que lo molestaba, porque sabía que si había alguien capaz de hacer eso, era ella.

Estaba centrado, había fortificado sus barreras y organizado prioridades como Lucius le había enseñado. Se había cambiado ya, estaba usando un elegante traje que había reservado para ocasiones especiales y está figuraba como tal. Se había puesto una corbata verde, en honor a su casa, y estaba pronto para que comenzara el espectáculo. Pero en realidad no lo estaba.

Hermione atravesó el salón, sonriendo y encantadoramente vestida. Llevaba el pelo recogido en un elaborado moño que la hacía lucir con gracia y elegancia. Llevaba un vestido azul claro, tirando a gris, con unos detalles en un tono más oscuro. Era pegado a su cuerpo, y dejaba a relucir sus curvas perfectas. Pero tenía un detalle que la hacía ver aún más hermosa. Desde la parte de atrás de su vestido se desprendía una elegante cola, que llegaba hasta el suelo. Hermione estaba espléndida, y Draco tuvo la leve noción de preguntarse cómo haría Astoria, la novia, para destacarse cuando tenía a alguien como Hermione para hacerle la competencia. Parecía casi injusto con los demás.

— ¿Crees que es demasiado? — preguntó ella en cuanto llegó a donde él estaba, totalmente ajena a su efecto en el mago. — No estoy segura de que sea la vestimenta adecuada, pero Pansy insistió. Ella está vestida con un escandaloso vestido rojo, si crees que este mío es mucho, solo espera a ver el de ella...

— Estas hermosa, deslumbrante... — la interrumpió Draco, sin lograr mantener sus palabras dentro de su boca. Carraspeo, para recuperarse del momento de debilidad. — Estas perfecta, Hermione. No dejes que nadie te diga lo contrario. — afirmó con una sonría que pretendía que fuera dulce y seductora y no torpe como estaba casi seguro que resulto.

— También estas muy bien — halagó ella, mirándolo descaradamente de arriba a abajo. — aunque muy bien no alcanza.

— Gracias — devolvió el rubio, desviando su atención hacia otro lado. Notó que un mechón de cabello de la bruja que se había escapado de su lugar y con delicadeza lo volvió a reubicar entre los demás. — Perfecta.

— Todo esto tiene que ser perfecto — dijo ella, mirando a su alrededor.

Los Weasley se iban uniendo al salón lentamente. Primero Ginny, que lucia un hermoso vestido ajustado en la cintura de color rojo, algo que solo resaltaba su figura. Luego se unió a ella Ron Weasley que le dio una sentimiento de cabeza torpe a Draco y una sonrisa que iluminó su rostro a Hermione, para solo entonces seguir su camino hacía la mesa de dulces, que procedió a atacar sin discreción.

La luz que habita en ti [Dramione] TERMINADAOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz