Epílogo

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Epílogo


Hermione abrió la ventana y contempló las plantas que crecían en el terreno. A unos pasos de donde estaba la casa, el invernadero era como una nube blanca que resaltaba. Desde donde estaba, Hermione no podía ver, pero podía jurar quienes estaban entre las plantas, recogiendo las medidas exactas para las pociones, quitando las hierbas malas, intercambiando palabras y sonriendo. Sonrió con la imagen de la pequeña Zaniah dándole trabajo a su padre al meterse entre los pequeños arbustos y empañarse en tocar todas las plantas que veía. Su pequeña Zaniah Narcissa ya era tan aficionada a las plantas como ellos.

Hermione se vistió, pero su mente divagaba en todo lo que había cambiado en los últimos años. Aún recordaba con dolor la noche en que Narcissa había muerto, pero también recordaba la profunda alegría que sintió cuando, dos noches después, Draco despertó por completo. Todo fue confuso para él, y muy doloroso al enterarse de la muerte de su madre. Por algunos días, Draco se había entregado a un profundo dolor, encerrado en sí mismo, alejando a todos los que intentaban acercarse para ayudar o decirle alguna palabra amiga.

No fue hasta casi una semana después, cuando se desmoronó. Hermione estaba sentada en el mismo sofá que la había besado por última vez cuando Draco se acercó a ella. Hermione podía recordar ese día con extremada claridad, mismo cuando habían pasado tantos años desde ese momento que lo cambió todo.

En ese momento, justo cuando Draco se acercó a ella, con su mirada más abierta que nunca, supo que algo se había roto en él. Parecía que algo se había quebrado, dejando salir todo el dolor que siempre se empeñaba en mantener sumergido. Fue como si un dije se hubiera salido de su lugar y él se permitirá sentir todo lo que no habías sentido nunca. Cayó de rodillas ante ella y se aferró a las rodillas de la bruja, mientras recitaba eternas disculpas sin detenerse. Hermione nunca supo precisamente por qué le estaba pidiendo perdón, pero no hicieron falta palabras esa noche. Ella lo abrazó y él se dejó hacer. Lloró casi toda la noche, entregándose por completo a lo que estaba sintiendo y todo por lo que había pasado. Ese día comenzó un nuevo camino para ellos, en el que comenzaron a descubrirse y renovarse. Narcissa le había dejado una clara misión a Draco, y ninguno de los dos pretendía descumplirla.

Hermione no demoró mucho en darse cuenta que su estancia en el Ministerio no tenía ya mucho sentido. Todo lo que ansiaba era estar en casa y dedicarse a las plantas que habían resultado ser su verdadero interés. Con su embarazo tampoco podía estar mucho encargándose de misiones difíciles y peligrosas que colocaban en riesgo su vida y la de su hija, y encargarse de los papeles no era precisamente lo que ansiaba, por lo que no mucho tiempo después de que Draco se recuperará, y regresará a la casa, ella renunció.

Neville les vendió oficialmente la casa un año después, cuando quedó bastante claro que él no iba a regresar y que ellos no iban a salir. Draco pudo ampliar su inteligencia y su ya anterior gusto por las pociones y Hermione fue una importante aliada al momento de conseguir ingredientes de plantas. Él podía pasar horas creando pociones y ella horas cuidando las plantas. Al final del día se reunían en el frente de la casa y repasaban lo que había sido de su día.

De alguna forma sabía que ambos estaban mejorando.

Pansy los invitaba con regularidad a su restaurante muggle, y al pasar casi un año desde el accidente, Hermione lograba tolerar la presencia de Harry sin querer dejar la mesa. Draco también había insistido mucho en que ella lo perdonara. No había sido fácil, pero la bruja finalmente había superado lo sucedido y los dos habían hecho las paces.

Astoria fue la que recibió las más duras consecuencias de sus actos. Draco todavía no la perdonaba, si bien ya leía sus cartas, aún no le respondía. Masivas se apilaban en un cajón de su escritorio, pero el rubio no hablaba de ellas, y Hermione no presionaba. Era un avance desde que no las leía en absoluto. La bruja había pedido despido de San Mungo y se había ido de viaje con George. Lo que en un principio había sido la luna de miel que nunca habían tenido, rápidamente se convirtió en la bruja trabajando en el programa muggle médicos sin fronteras dado la especialización muggle que había realizado, y George siguiéndola a todas partes, creando nuevos contenidos para la tienda que aún administraba desde la distancia. Pero fue Ron, quien finalmente se mudo con sus padres, quien manejaba la tienda, la abría cada día y llevaba adelante el negocio.

La relación de Ginny y Theo no había durado más que dos inviernos, pero Hermione aún estaba segura de que se veían, aunque ellos jamás lo reconocerían ante los demás. Una vez por semana veían a Luan, Blaise, Theo, Pansy, Harry y a veces a Ron, o algún otro amigo que se les quería juntar. Las reuniones sucedían en su casa o en el restaurante muggle de Pansy, donde la bruja vivía junto a su esposo y su único hijo.

Hermione se distrajo de sus pensamientos mirando su reflejo en el espejo. Ya se había acostumbrado de nuevo a su gran barriga, pero jamás se acostumbró a lo rápido que crecía. Estar embarazada de nuevo era increíble, y ahora no sentía los miedos que había sentido en su primer embarazo, principalmente porque Draco había estado junto a ella todo el tiempo. Desde que recibió la noticia hasta que comenzó a decirle a sus amigos. Él estaba muy satisfecho por ser padre de nuevo, y ella también.

Él se había demostrado más presente de lo que jamás se habría podido imaginar. No solo en el embarazo, sino en la creación de su hija. Draco era un excelente padre, tal como Narcissa había dicho que sería. Era amable, cuidadoso, atento, todo lo que no habían sido con él, según él mismo se lo había dicho a Hermione. Con la crianza de su hija, Draco se había mostrado más abierto a hablar de su pasado. Ya no se escondía detrás de un muro cuidadosamente planeado. A veces, las cosas que compartía con ella la horrorizaban , pero él le decía que estaba todo bien, y en el fondo ella sabía que la estarían. Habían días mejores que otros, y la felicidad que tanto buscaban, un sendero tranquilo que habían elegido caminar juntos. Él era el compañero perfecto para su vida.

Hermione aún recordaba aquel día que se habían vuelto a encontrar después de muchos años. Había algo amargo en ese recuerdo, pero también la firme certeza de que había cambiado su vida para siempre.

Cuando por fin salió de la habitación se encaminó hacia la sala, pero disminuyó la velocidad de sus pasos cuando escuchó la música del piano sonando. Eliminó la distancia que la separaba con la habitación donde estaba el piano de cola de Neville que nunca había salido de la casa. Cuando se acercó lo suficiente, sin ser vista, fue recompensada con una hermosa escena. Darco y Zaniah estaban junto al piano. Él le enseñaba cómo tocar, y aunque su pequeña aún no tenía edad para eso, ya mostraba su firme concentración y determinación para seguir las enseñanzas de su padre. Ambos estaban tan concentrados que no la vieron acercarse, pero Hermione no sé molestó por eso. Desde donde estaba podía apreciar con claridad a su hija y a Draco.

Habían trazado un largo y espinoso camino, pero lo elegiría mil veces si la llevaba a ese preciso momento.

FIN


Zaniah: flor con el renacimiento, los nuevos comienzos y la vida eterna.

Llegó a su fin una era. Este libro fue todo un gusto y un honor escribir. Ame cada paso, cada palabra y cada capitulo. Espero que lo disfrutaran tanto como yo. 

Nos seguimos leyendo en mis otras historias (qué por suerte tengo otras varias). 

Gracias a los que me acompañaron hasta acá desde que solo había un capitulo, y a los que comenzaron recientemente. Esto es gracias a ustedes! GRACIAS POR LEERME Y HACER ESTA HISTORIA POSIBLE! 


La luz que habita en ti [Dramione] TERMINADAWhere stories live. Discover now