La luz que habita en ti [Dramione] TERMINADA

[38] Una intervención

[38]

Una intervención 

Draco se removió incómodo en su lugar. Algo picaba, bueno, más bien algo picaba y dolía. No era un dolor molesto, solo una leve sensación que se sentía casi lejos, por lo que se sorprendió que al abrir los ojos se encontrara con una luz iluminando directamente a su ojo. Volvió a cerrar los ojos y volteó el rostro de inmediato.

— Lo siento... — la voz de Theo hizo eco en su cabeza, pero escuchar alguna otra persona que no fueran los jodidos secuestradores era como un alivio que le recorrió el cuerpo; pero no duró mucho, hasta ser sustituida por otra sensación, más espesa y densa, incluso dolorosa.

— Hermione — llamó, y se dio cuenta que estaba jadeando y que esa voz ronca y arenosa era suya — ¿Hermione..?

— Ella está bien. Le dieron el alta hace unos días, y ha venido aquí, pero está recuperándose, por lo que no puede estar mucho. — explicó el mago mientras se acomodaba cerca de Draco, que comenzaban a mirarlo de nuevo, no sin recelo.

— ¿Está bien? — cuestionó, necesitando una confirmación — su mano... y su cabeza, le golpearon la cabeza...

— Está bien, Draco. Ya fue atendida.

Eso pareció tranquilizar al rubio, que rápidamente suspiró y se dejó caer por completo en la cama. Cerró los ojos pero todo lo que pudo hacer fue recordar lo que había sucedido y estaba seguro que eso permanecería en su mente por mucho tiempo. Como, más una vez, no había logrado salvar a Hermione Granger. Con ironía pensó que merecía que lo castigaran de nuevo por eso, merecía tener nuevas heridas en sus manos, que le recordarán su cobardía.

— ¿No quieres saber que te paso a ti? — cuestionó Theo, sacándolo de sus pensamientos. El rubio resopló.

— Me lo vas a decir de todos modos — espetó sin ánimos.

— La herida que fue hecha con la daga de tu tía no está sanando, pero ya sabes como funciona. Demora pero en algún momento solo será una vieja cicatriz. — contó el otro, aparentemente eligiendo ignorar el comentario del rubio. — Las heridas de tus muñecas y tobillos ya están casi cicatrizadas, aún recuerdo los hechizos para eso. Por lo demás, te estoy tratando del modo muggle. Perdiste mucha sangre, así que te estoy haciendo una transfusión de sangre.

Eso definitivamente llamó la atención de Draco, que giró el rostro para ver a su amigo y lo vio mirando algo a su izquierda, así que forzó su cabeza a voltear un poco más hasta que de hecho vio una máquina de dudosa procedencia que hacía sonidos extraños.

— ¿Qué es eso? — preguntó, con genuina preocupación.

— Aparatos muggles. Tengo algunos en mí clínica. — explicó el otro, volviendo su atención al rubio.

— ¿Qué dijiste sobre sangre, tenanfunción o cómo sea? — interrogó, curioso.

— Perdiste mucha sangre, Draco. Realmente mucha. Blaise consiguió algunas donaciones de un hospital y yo conseguí otras. Las transferí a tu cuerpo, pero en un proceso lento, y no puedo hacerlo más que por una o dos horas. Pero...

El mago se detuvo, lo observó con la ceja alzada por un momento, como si estuviera decidiendo si debía continuar hablando o no, hasta que por fin suspiró y lo hizo.

— Está ayudando. — concluyó, aún con duda. Fue el turno de Draco de alzar una ceja, sin saber a donde se supone que quería llegar. — Está ayudando con tu situación. Tu nivel de energía mágica sigue baja, al igual que tu magia blanca, ambos bajas y las probabilidades siguen siendo las mismas, pero tus niveles físicos están mejores.