[47] Un Slytherin, un Ravenclaw y un Gryffindor.

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[47]

Un Slytherin, un Ravenclaw y un Gryffindor


Draco se estaba ahogando, sumergido en un mar negro que no se rundía en intentar consumirlo, una y otra vez. Él mago erguía la cabeza entre las aguas, buscaba con desespero respirar y poder ver a dónde estaba, pero antes de lograr ver algo, o al menos disfrutar de la suave y salada brisa que le acariciaba la cara, de nuevo era cinchado hacía las profundidades. Movía manos y pies, intentando llegar a la superficie de nuevo, era solo un reflejo cada vez más lejos, y una vez que lograba salir, solo para ser sumergido de nuevo.

Tuvo una vaga idea de que sería el purgatorio, de una forma cruel y quizá hasta poco imaginativa. Casi ahogándose eternamente hasta que asumiera sus pecados, y realmente estaba tratando de pensar en estos cuando una voz conocida lo distrajo.

— Draco... — era la voz de Hermione, no tenía dudas de eso, por más que la suave voz de la bruja fuera suave y casi lejana. Era ella en alguna parte.

— ¿Hermione? — Draco preguntó, dubitativo. No lograba entender que estaría haciendo la bruja en ese lugar, ¿se estaba ahogando como él? — ¡Hermione! — chillo, de está vez el pánico apoderándose de él.

— ...Draco... — la escucho de nuevo antes de ser absorbido por la inmediación oscura. Luchó con más fuerza y más garra para intentar llegar a la orilla, pero entonces la volvió a escuchar, mucho más clara ahora, bajo el agua.

— Draco... ¿me escuchas? — era ella, si tenía alguna duda, acababa de disolverse. Solo Hermione podía sonar tan tierna y autoritaria al mismo tiempo.

La voz de ella, su suave y aterciopelada voz, era mucho más fuerte bajo el agua, así que dejó de luchar contra la sensación de estar siendo cinchado hacía abajo. Se dejó llevar, sintió su cuerpo flotar al mismo tiempo que se hundió más y más. La superficie, sobre su cabeza, era cada vez más lejana, se veía iluminada, mientras que el fondo era oscuro, pero sí ahí era donde estaba ella, no importaba. Un cansancio hasta el momento desconocido se apoderó de él, dejó de luchar por completo, se dejó hacer a disponibilidad, de repente rodeado por un profundo silencio, que fue, de golpe, interrumpido por un agudo pitido que no disminuyó. Al principio pensó que sus oídos andaban mal, pero al abrir los ojos reconoció el lugar. Su casa, la sala de emergencia montada en Malfoy Manor, y reconoció que el ensordecedor y molesto ruido era de una de esas máquinas muggles que Theo tanto se empeñaba en defender. Volteo el rostro, buscando al culpable del pitido, dispuesto a destruirla para que se callara, pero entonces se encontró con el rostro preocupado de Hermione. Ella trató de sonreír, una sonrisa de alivio, pero la alegría no llegó a sus ojos.

— Draco — dijo la bruja, como en su sueños, con alivio.

— Estás aquí.... — trato de decir el mago, pero su voz se perdió en el intento.

— ¿Cómo te sientes? — ella pasó una mano por su rostro, por su pelo rubio y el gesto se sintió tan íntimo que Draco se removió incómodo en su lugar. No estaba acostumbrado a ese tipo de trato.

— Mejor — logró articular, pensando en cómo casi se ahoga, pero solo entonces se dio cuenta que ella no se refería a eso, sino a la práctica de legeremancia. La miró buscando en ella señales de que estaba enojada, y las había, justo en su cuello, una vena dilatada y los ojos demasiado atentos. — No ha sido nada — retruco, tratando de apaciguarla. Pero la bruja negó con la cabeza.

— No deberías haberlo hecho — espetó, la voz de ella mucho más grave que antes, seria y enojada. — Theo no había autorizado que lo hiciera y lo sabrías si no te hubieras adelantado.

La luz que habita en ti [Dramione] TERMINADAWhere stories live. Discover now