[37] ¡Ayuda!

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¡Ayuda!

Hermione jadeó cuando sintió un dolor punzante en su cuerpo, pero no tuvo tiempo de detenerse en eso. Se giró en su lugar hasta dar con Draco, que estaba a unos pasos de distancia. La bruja intentó levantarse del suelo pero mal logró dar dos pasos antes de caer de nuevo, sus rodillas tocando dolorosamente el piso;  ignoró eso y se arrastró el resto del trayecto hasta estar junto a Draco. Casi cayó sobre el mago, y tanteó su cuerpo con desespero para ver si había sufrido alguna lesión por la aparición, pero no parecían haber más heridas que las que ya estaban allí antes, pero él no se despertaba.

— ¡Draco! — gruñó con fuerza golpeándo en su pecho — ¡Draco!!

Sin dejar de gritar, Hermione continuó golpeándolo, tratando de obtener de él cualquier reacción. Estaba tan absorta entre lágrimas, desespero y gritos que siquiera notó los varios pasos que se acercaron a donde estaba.

—¡Por Merlín! — soltó alguien de golpe y solo entonces Hermione se dio cuenta que no tenía idea de dónde estaba; miró con cierto miedo hacía arriba para encontrarse con cuatros pares de ojos que miraban la escena con horror.

— ¡Ayuda! — se atrevió a gritar cuando vio las caras conocidas — ¡Él necesita ayuda…! No despierta…

Nott fue el primero en reaccionar, corrió hacía ella y la alejó de golpe de Draco, lo que alivió y desconcertó a Hermione. No podía estar lejos de él, tenía que ayudarlo, tenía que verlo reaccionar. Luchó contra los brazos que intentaban alejarla aún más, desesperada por volver a estar sobre él.

— ¡Llevenla a San Mungo! — ordenó Nott, sin mirarla, centrado en Draco completamente su atención.

— Llamar a Potter, ¡hay que llamarlo Potter! — otra voz gruñó más cerca, más aguda.

Movida por la adrenalina de antes, Hermione le propinó un puñetazo en la cara a quién fuera que estaba intentando alejarla de Draco. Un gruñido salvaje se escapó de los labios de Blaise mientras se agarraba la nariz herida.

— ¡Merlín sagrado! — escupió el moreno, con rabia apenas contenida. — ¡solo estoy tratando de ayudarte! — protestó mientras se alejaba unos pasos.

— Tienes que llevarlo a San Mungo, el… — intentó Hermione, ignorando a los demás.

— ¿Quién los apareció? — la pregunta de Nott la detuvo de golpe. Hermione miró entre Nott y Draco, pálido, demasiado pálido. — ¡Granger! ¿Fuiste tú o él?

Hermione soltó un suspiro mientras más lágrimas brotaban de sus ojos, no sabía, todo había sucedido tan rápido y no estaba segura.. la varita… Hermione buscó sobre el lugar hasta dar con la varita a un lado y la daga de Bellatrix al otro, que no tenía idea de cómo había ido a parar ahí.

— Nos iban a agarrar, ellos nos iban a agarrar y solo... yo…. Draco…

— Está bien, está bien… — dijo una voz familiar mientras se agachaba ante ella. Hermione no pudo evitar soltar un suspiro cuando la cara de George apareció ante sus ojos. — No tienes que responder ahora. Tengo que llevarte a San Mungo. Hermione, estás sangrando…

— No, Draco… — su mirada viajó al mago tendido, ahora recibiendo atención de Nott, que movía su mano con agilidad y practicidad sobre su cuerpo.

— Draco estará bien, Nott pude cuidarlo, pero no puede cuidarte a ti. Tienes que venir conmigo, ¿entiendes?

— Tienen que llevarla, está sangrando — aconsejo Nott, apenas levantando la mirada de lo que estaba haciendo para centrarla en Hermione y luego en George. — Ahora.

La luz que habita en ti [Dramione] TERMINADAWhere stories live. Discover now