[43] El deber de ser un Malfoy

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El deber de ser un Malfoy

Draco caminó en silencio siguiendo al guardia que le indicaba el camino. Los pasos hacían un eco un tanto fantasmagórico en el lugar, y se sentía con mucha claridad el sonido de la lluvia y el viento golpear las paredes de la cárcel.

El día era gris y frío, y no podía ser más de acorde a su humor. No estaba de ánimos de reencontrar a Lucius, pero sentía que tenía que hacerlo. Quizá una última visita, quizás para siempre. La idea sería reconfortante si no fuera por el hecho de que se debía a su muerte. Con una reacción un poco involuntaria se ajustó aún más la capa, como queriendo aferrarse al calor de su cuerpo y no sentir el frío del lugar que parecía calar los huesos.

Cuando llegaron a una puerta, el guardia se detuvo, introdujo una gruesa llave en la cerradura y la giró con un estruendo. Una vez abierta, se volteó a Draco con cierta arrogancia.

— Tienes cuarenta minutos — informó con aburrimiento. — Si quieres salir antes golpea la puerta.

Draco asintió con la cabeza, su garganta se había cerrado y temía no poder decir nada sin que sus palabras sonaran torpes. Sus pasos fueron lentos hacía el lugar, sosteniendo la mirada de la persona que estaba dentro.

Lucius llevaba el pelo atado en una coleta baja, y tenía gruesas ojeras bajo sus ojos. Su piel no era blanca como siempre lo había sido, sino de una amarillo opaco.

— Muy ocupado para visitar a tu padre — fue el gruñido que soltó cuando lo vio. No fue una pregunta, sino una afirmación un tanto grosera y claramente enojada.

Draco no comento nada. No hacía falta decir que no había acudido a los últimos dos pedidos porque había estado secuestrado y en recuperación. Dudaba mucho que Lucius reaccionara ante eso y no quería ver que tan poco le importaba.

— Estoy aquí ahora. ¿Qué quieres? — preguntó a su vez, sin sentarse; solo deteniéndose a una distancia prudente.

Lucius resoplo.

— Nada de ¿cómo has estado, cómo te trata la cárcel? Que gusto verte. Ya veo — retruco con el mismo tono solemne y aburrido. — ¿Cómo está tu madre? — Si bien la pregunta fue con cierta arrogancia e impaciencia, Draco sabía que estaba genuinamente preocupado. Por lo que se permitió ser honesto.

— No está mejorando. Si es eso lo que quiere saber — reveló — no hay mejora para ella. Pero está bien cuidada. En su habitación la mayor parte del tiempo.

Para algún desconocido Lucius podría haber pasado como alguien que no había reaccionado ante esa noticia, pero Draco lo conocía lo suficiente como para saber que en realidad lo había afectado. Una pequeña arruga en su frente, casi imperceptible, y un tic nervioso que tiraba muy suavemente de su labio superior hacía arriba en el lado izquierdo hacían evidente su preocupación. Nada más que esos signos casi invisibles al ojo inexperto.

— ¿Me recuerda? — preguntó su padre y Draco vio el desespero en su tono.

— No — respondió por mera venganza que sabía que no lo llevaría a nada, pero que se sintió demasiado tentado para no hacerlo. Quería que él sufriera como él había sufrido. Quería que sintiera el dolor que él sentía cada día por verla como estaba y no poder hacer nada para salvarla.

Lucius remojo sus labios con cierto desinterés. Él sabía que mentía pero no se molestó en hacerlo evidente.

— Este es el momento en el que me puedes decir si hay alguna cuenta escondida en Suiza, o en cualquier otro lado. O algunas hectáreas que pueda vender para ayudarla y hacer su vida mejor en está etapa. — Draco pidió, casi rogó, pero no sé inmutó con eso. Estaba comenzando a rozar el desespero cuando los días pasaban y no encontraba una salida.

La luz que habita en ti [Dramione] TERMINADAWhere stories live. Discover now