[11] Sangre

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Sangre


Hermione lo había visto colapsar ante sus ojos, pero aún no daba crédito a la escena que había tenido lugar ante ella. Por un momento estaba siguiendo a Draco hacía el fondo de un sótano y luego lo vio caer de rodillas al suelo, su rostro pálido, la mirada perdida, antes de quedar inconsciente.

Ahora estaban afuera de la sala de emergencia donde lo habían conducido. San Mungo tenía un ala reservada para aurores y trabajadores del Ministerio, y ellos estaban en una horrible habitación pintada con un amarillo pato que pretendía ser optimista.

Pansy estaba sentada en una silla de plástico mientras de sus ojos bajaban constantes lágrimas. Harry intentaba consolarla sin mucho éxito. Hermione estaba moviendo una pierna rítmicamente, comiéndose la cutícula de las uñas. Llevaban cerca de cuarenta minutos y nadie había salido a darles noticias.

— ¿Deberíamos llamar a alguien? ¿A su madre? — preguntó Hermione pues en realidad no estaba muy al tanto de la vida del Slytherin. Sabía que había cumplido su condena en Azkaban pero en realidad no tenía idea cómo había terminado trabajando para el Ministerio, o en qué condiciones, o si se había casado, si estaba saliendo con alguien, si seguía teniendo vínculo con su madre.

— No tiene a nadie. Bueno, en realidad Narcissa, ella... — Pansy negó con la cabeza mientras más lágrimas bajaban por su rostro. — ella vive, pero no está en condiciones de salir.

Hermione asintió con la cabeza sin entender realmente a qué se refería. Pero considero inoportuno hacer preguntas en el momento.

Una enfermera cruzó el umbral y se paró ante ellos.

— las noticias no son buenas. — dijo con un tono para nada alentador. Casi sin pensarlo Hermione se acercó a Pansy y sostuvo su cuerpo con el suyo, la morocha parecía capaz de desmoronarse en cualquier momento. — El señor Malfoy perdió mucha sangre, y aún sigue perdido. No estamos pudiendo contener la hemorragia. Ya le administramos tres pociones para recuperar sangre pero de nada sirve si la sigue perdido.

— ¡Merlín! — fue Harry él que habló, con su voz apagada, llevándose las mano a la cabeza.

— ¿Sangre? — preguntó Hermione, que a decir verdad no había visto sangre en la escena. — ¿De dónde salió la sangre?

— Las cicatrices de sus manos se abrieron todas, y no podemos contener el sangrado. Siento mucho. Seguiremos intentando hacer lo que esté a nuestro alcance. Por el momento está consciente, por si quieren hablar con él. Les avisaré en unos minutos. — la sanadora explicó y con un ligero asentimiento de cabeza se marchó dejándolos completamente desolados.

— ¿Cómo puede ser que las cicatrices se abrieran de ese modo? — preguntó Hermione para nadie en particular, mientras su mente trataba de encontrar alguna explicación razonable.

— Eso nunca había pasado. Al menos no nos lo contará. — reveló Pansy, quitándose las lágrimas.

— Eso sucedió después de que tocó el látigo con magia oscura, ¿Correcto? — indagó Harry, con el semblante cargado de arrugas.

— Si. — Hermione asintió mecánicamente. Estaba segura que jamás podría quitarse la expresión de terror del rubio antes de desmoronarse en el suelo. — Estaba tan extraño. Es todo tan confuso.

— Nunca se había desmoronado de ese modo ante ningún objeto oscuro... — comenzó Harry pero la sanadora los interrumpió, acercándose a donde ellos estaban.

— pueden pasar ahora, sí desean. Solo serán unos minutos, está muy débil. — explicó el hizo un movimiento alentador para que siguieran sus pasos.

Hermione dudo. No había tenido mucho contacto con Draco, y lo poco que habían hablado no había sido precisamente ameno. Quizá él no la quería cerca, y su presencia solo lo alterara.

Pero siguió avanzando, como si sus pies tuvieran voluntad propia. Y una vez dentro de la pequeña habitación, deseó no haber entrado.

Draco estaba tendido en una cama, su rostro mucho más pálido de lo debido. Sus rasgos marcados señalaban claramente que algo no andaba bien. Tenía los ojos entreabiertos, y parecía desenfocado. Pero no fue eso lo que la sorprendió, sino sus manos envueltas en varias vendas blancas manchadas de sangre. Ambas manos descansaban sobre su pecho y era doloroso ver la cantidad de sangre que emanaban.

— No hay forma de detenerlo. — explicó la senadora, captando la mirada de todos.

— Eso es mucha sangre. — se escuchó decir Hermione, y podía jurar que ella misma estaba pálida en ese momento.

La sanadora apretó los labios en una fina línea y negó con la cabeza. — No hay forma de cicatrizar las heridas. Las cerramos y se vuelven a abrir.

— ¿Draco? — Pansy se había armado de coraje y se acercó a su amigo. Apoyó una mano en su rostro, a modo de hacerle una caricia, y él pareció reconocer su contacto ya que enfocó en ella sus pupilas dilatadas.

— Panay... mí madre, tienes que ir a verla, ella... ella — tragó con dificultad, las palabras saliendo cortadas y largas entre su esfuerzo por hablar. — estará preocupada. Por favor, tienes que ver...

— Iré. — Panay trató de consolarlo, pasando una mano por su cabello rubio. — iré a verla, no te preocupes por ella, y te pondrás bien.

— tienes que asegurarte de que se encuentre bien. Por favor... — a Hermione no se le pasó por alto como Draco se mostraba preocupado en sobremanera por su madre, usando de todas sus fuerzas por asegurarse su bienestar, pero en absoluto preocupado por el.

— Estará bien, Draco. Resolveremos esto. — agregó Harry, con una débil sonrisa, pero el mago no pareció reconocerlo, su mirada cayó extrañamente en Hermione, y se detuvo en ella. La bruja abrió la boca, deseando poder decir algo, lo que fuera, pero nada salió de sus labios.

— será mejor que se vayan. Voy a limpiar esto de nuevo. — la sanadora los orientó y Harry ayudó a Pansy a alejarse de la cama. Hermione se mantuvo aún clavada en el suelo, mirando los ojos tormentosos del rubio, pero la bruja se puso a trabajar y comenzó a quitar las gasas, revelando la piel colorada e hinchada de la zona, donde se podían ver claramente los tajos abiertos.

Se llevó las manos a la boca ante el horror de lo que era la piel allí y la sanadora noto su presencia.

— debes irte. No puedes estar más acá. Llévatela. — le ladró órdenes a otra mujer que estaba parada a un lado y ésta arrancó a Hermione del suelo y la condujo fuera, donde Pansy lloraba aún más desconsolada.

— No puedo ir, no puedo. — sollozaba la morocha, quitándose las lágrimas sin ningún éxito. Harry miró a Hermione, pidiendo ayuda de su amiga. — No puedo ir a ver a Narcissa.

— yo te acompaño. — dijo Hermione antes de que tuviera tiempo de comprender lo que estaba diciendo. 



Acá comienza un problema que nos llevara algunos capítulos, y a Hermione a la mansión Malfoy a un encuentro con Narcissa, ¿Cómo irá a salir eso?. 

Y por último, pero no menos importante.. ¿Qué fue lo que paso?

La luz que habita en ti [Dramione] TERMINADAWhere stories live. Discover now