Mimosa - Nadie sabe que te quiero

C083 - ¡Una persona con gran poder!

◦✤✤✤◦

Había muchas personas tomando el sol en el parque. Era el fin de semana, así que muchos niños estaban teniendo peleas de bolas de nieve y corriendo alrededor gritando también.

Mientras Ji Xinglan no prestaba atención, Yan Qiu cogió un poco de nieve de un lado, la hizo una bola y se la metió bajo el cuello sin avisar, y luego empezó a reírse.

Ji Xinglan lo inmovilizó de inmediato contra la pared y le alcanzó el cuello de la camisa con las manos frías. Yan Qiu suplicó al instante piedad.

―Tú eres el que no lleva bufanda ―, dijo Yan Qiu argumentativamente, ―Si llevaras bufanda, la bola de nieve no habría entrado en tu camisa.

Ji Xinglan se pellizcó la cara con dedos ligeramente fríos. ―De todos modos, no vas a tejer una para mí.

―Sigue soñando. No soy tu madre. ―Yan Qiu apartó la mano de un manotazo, se frotó los codos y siguió caminando hacia adelante. ―Si realmente quieres uno, te compraré un ovillo de lana. Ve y teje uno para ti.

. . .

Aunque dijo eso, esa noche, una vez que terminó de bañarse y se acostó en la cama, Yan Qiu se encontró con su mano actuando contra su cerebro y tecleando en el buscador para buscar cómo tejer bufandas. 

Encontró varias formas de tejer todo tipo de bufandas. Eligió un método que parecía ser el más simple y solo requería que usara un solo color. Hizo clic en el video y lo miró durante un rato.

Era difícil y extremadamente molesto, algo que un chico heterosexual de mal genio simplemente no haría.

Lo miró pacientemente durante un rato, luego tiró el terminal a un lado con impaciencia. Sintiéndose más muerto que vivo, se acostó en la cama con su hermoso rostro enterrado en la almohada.

Se quedó quieto un rato para deshacerse de la idea de tejer una bufanda, pero una vez que pensó en cómo Ji Xinglan podría besarlo felizmente después de darle la bufanda, se obligó a buscarla de nuevo. Cogió su terminal y le envió un mensaje a Xie Yu, pidiéndole que le trajera hilo y agujas de tejer la próxima semana.

Cuando escuchó sus órdenes, Xie Yu sintió curiosidad. [Jefe, ¿qué estás tratando de hacer? ¿Tejer un suéter?]

[No un suéter. Quiero tejer una bufanda para Ji Xinglan.]

[......]

Oh, no es un suéter.

¡¿Espera, tejer una bufanda?!

Al otro lado del teléfono, Xie Yu estaba tan sorprendido que su mandíbula se aflojó.

¡¿Qué diablos, qué tipo de hechizo vudú le lanzó Ji Xinglan a mi jefe !

. . .

Xie Yu podría haberse sorprendido, pero aún escuchó a su jefe. Según la solicitud de Yan Qiu, le compró hilo y agujas de tejer. La dependienta conocía a la madre de Xie Yu. Con espíritu de amistad, le regaló un par de plantillas bordadas que solo llevaban los ancianos. Era el que tenía líneas cruzadas de rojo y verde. El grueso acolchado era muy resistente, y la enorme peonía roja parecía que se usaba para algún evento de celebración.

 Durante el recreo, Yan Qiu se coló en el balcón para buscar a Xie Yu. 

 Xie Yu ya había colocado silenciosamente el hilo y las agujas de tejer en una bolsa de plástico. Cuando se los entregó a Yan Qiu, murmuró: ―¿Por qué estás tejiendo una bufanda para él? Es tan problemático. Solo dale la plantilla.