C104 - Su alfa caminó hacia él con una sonrisa y el sol detrás de él

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Una persona salió silenciosamente de la oscuridad y la boca y la nariz de Yan Qiu se cubrieron de repente. Instintivamente quiso quitarle el brazo a esa persona y casi gritó, pero una fragancia familiar y refrescante llegó a su nariz. Incluso pudo oler un poco de nieve en ella. Era el olor de las feromonas de Ji Xinglan.

Se calmó por el olor, y Yan Qiu dejó de luchar. Sólo miró a Ji Xinglan en la oscuridad.

Ambos procedieron a escuchar a escondidas en el oscuro pasillo.

Estaban cerca de las personas que discutían entre sí, así que aunque hubiera una puerta entre ellos, Yan Qiu podía escuchar su discusión con claridad.

En el dormitorio, la Señora Ji gritó enfadada: ―¡Bastardo, a quién crees que estás besando, eh! 

Las dos personas que escuchaban fuera se sorprendieron.

Oh, Dios, ¿la vieja pareja seguía siendo tan apasionada?

―... Bebé, dame otra oportunidad. Renuncié y me mudé aquí para quedarme contigo. ―El tono del Mariscal de Campo Ji cuando ofrecía su explicación sonaba débil, como el de un esposo con pico de gallina.

Pero la Señora Ji se mantuvo decidida. Se negó a darle la oportunidad de defenderse. ―Ji Nai, tu renuncia sólo te concierne a ti. ¿Ahora te arrepientes de tu decisión? Entonces, ¿qué hacías antes? Lo diré claramente ahora mismo, no vuelvo con la gente con la que he roto, ¡y no me importa quién seas! 

Y como si no le pareciera suficiente, echó más sal en la herida. ―No soy la única. Lan Lan tampoco te perdonará.

―... Yun, escúchame... Por favor, sólo escúchame. He defraudado a mucha gente en mi vida, ¡pero a los únicos que realmente no quería defraudar era a los dos! ―Sonaba triste. ―¿Podrías escucharme sólo una vez? Sólo una vez. Después de eso, me iré.

―... Entonces date prisa y di tu parte. Una vez que hayas terminado, piérdete. ―La Señora Ji sonaba impaciente mientras declaraba con frialdad.

―Bien... Escucha, nunca he pensado en abandonar a la familia por el bien del país, y nunca he querido hacerme el héroe.

―En aquel momento no tuve la posibilidad de elegir.

Hace veinte años, Airam no estaba en paz.

El país progresaba sin problemas, pero la situación política sufría una gran agitación. El emperador fue asesinado durante un banquete, dejando sólo un joven heredero. Durante un tiempo, los terroristas e innumerables fuerzas extranjeras pusieron sus miras en el país.

En ese momento, Ji Nai era el más alto oficial al mando del ejército, y se le ordenó apoyar al heredero y proteger el país. Airam sólo consiguió superar esos tiempos difíciles gracias a él.

Pero cuando se trataba de una lucha por el poder, las amenazas no venían sólo de los de fuera. No podía defenderse de todo.

Para proteger a su esposa e hijo, no tenía otra opción.

―Sé que me odias. Xinglan también me odia. ―La voz de Ji Nai era vaga desde detrás de la puerta.

Había mucha gente que quería amenazarlo y utilizarlo. Su familia era su mayor debilidad.

―... ¿Recuerdas el año que tuviste un accidente porque un camión te embistió? ¿Sabes cómo me sentí en ese momento? Ese día, de repente, recibí un correo electrónico anónimo en el que se decía que unos terroristas habían colocado bombas en el autobús que transportaba a los niños de la guardería. Me amenazaron con que lo harían estallar. ¿Tienes idea de cómo me sentí en ese momento?

Mimosa - Nadie sabe que te quieroWhere stories live. Discover now