2

7.4K 460 154
                                    

EMMA

Exactamente diecinueve años después me encontraba ayudando a mi mejor amiga a terminar todos los preparativos para la fiesta de esta noche. Los graduados en la modalidad de hostelería y turismo de la Universidad de Princeton lo celebraríamos nada más y nada menos que en uno de los hoteles más lujosos del mundo, en el Caruso's, del famoso empresario Leone Caruso. Sí, un italiano de lo más misterioso.

Mi mejor amiga, Sophia Jhonson, y yo trabajamos allí, de ahí que tuviésemos la idea de hacer la fiesta de graduación en ese lugar. Nos contrataron nada más terminar las prácticas, y un mes después nos graduamos. Nuestros puestos son de lo más diferentes. Ella pertenece a la gerencia de cocina y yo soy administrativa de recepción. Es un puesto que me ofrecieron hace tiempo por mi buen trabajo anterior. Agradezco el ascenso, ya que necesitaba bastante dinero para pagar las medicinas y la quimioterapia de mi madre, pero el muy imbécil de mi hermano pequeño se lo gasta en comprar droga para consumo propio.

Por suerte, ahora mismo no tengo que aguantar sus estupideces y mi madre está en el hospital haciéndose una revisión de los pulmones. Leonardo, mi hermano, iría a buscarla y luego nos encontraríamos todos en casa.

—Perfecto.

—Está todo precioso, amiga mía. —Digo al entrar por la puerta del hotel.

—¡Gracias!

Prego (De nada). —Digo. Ella me miró confundida—. Perdón, la costumbre. —Sé perfectamente que mi rostro cambió de la alegría a la nostalgia en menos de un segundo.

—Eh, tranquila. —Dijo ella pasando un brazo por mis hombros—. No te pongas triste...

—Solo... le echo de menos. Todo sería más fácil... si él quisiera, estaría en casa, ayudándonos a todos... yo solo...

—¿Te acuerdas lo que me dijiste que sentiste cuando él se fue? —Asentí con la cabeza.

—Que mi hermano llenó mi vacío cuando nació siete meses después.

—Exacto.

—¿Y de qué ha servido? Por Dio (Por Dios), ¡el dinero que llega a casa solo lo usa para la droga en vez de para ayudar a nuestra madre!

—Házselo ver...

—Créeme, lo he intentado muchas veces...

—¿Sabes que el jefe va a venir? —Me preguntó Sophia después de un rato de silencio. Fruncí el ceño.

—¿El señor Pierce? ¿Estaba claro, no?

—No, cariño. —Dijo con una sonrisa—. Además de él. Me refiero al jefe supremo, si es que se le puede llamar así. El señor Leone Caruso.

Por alguna razón desconocida, la mención de ese hombre me provocó un escalofrío. No sabía quién era, pero tampoco me resultaba desconocido.

—Bueno, ya está todo listo. Ahora solo falta que vayamos a ponernos espectaculares para esta noche. —Dijo guiñándome un ojo. La miré extraño—. ¿Qué? Quizás hoy encuentres al amor de tu vida, Emma.

—No, grazie (gracias). Ya tuve suficiente con el anterior.

—Venga, Emma. Supera a ese bastardo y vámonos a por un vestido espectacular.

—No tengo dinero para un vestido. Iré con lo primero que encuentre en mi armario.

—Yo te lo pagaré.

—No, Soph. Matarías mi orgullo de un solo golpe. —Le dije con tristeza. No tenía nada bonito que ponerme para hoy.

—Puedo ir contigo y elegir algo por ti.

LEONE CARUSO ©Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz