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LEONE

Me encontraba apoyado en una de las pantallas translúcidas, mirando la forma en la que Salvatore enseñaba a mi prometida a disparar. Cogió todo tipo de armamento: pistolas, revólveres, escopetas, metralletas...

—Bien, vas a utilizar todo esto. Primero debes practicar la postura.

Salva se puso detrás de ella, cogiendo sus caderas y abriendo las piernas, poniéndola de frente al área de tiro. Fruncí el ceño al captar el doble sentido de las palabras de mi mejor amigo. Él me miró divertido, mientras que mi prometida ponía los ojos en blanco ante la inmadurez de Salva. Una vez que la postura de Emma fue la correcta, también con mi ayuda, pusimos varias armas frente a ella, sobre la mesa de acero. Al lado había balas de todos los tipos.

—Te diré cuál es cada una. —Decidido, me adelanté a Salva antes de que fuera él quien lo hiciera.

—¡Eh! Aquí el profesor soy yo. —Exclamó un tanto indignado. Reí ante su pequeño arrebato.

—Y yo soy su futuro marido. Tengo derecho a ser yo quien la enseñe. —Dije, esta vez mirando a Emma y guiñándole un ojo. Ésta se puso colorada y miró hacia un lado, cruzándose de brazos y poniendo, de nuevo, los ojos en blanco—. ¡Valentino!

Alcé la mano para que viniera hacia nosotros.

—¿Sí, Don? —Tan servicial como siempre. Era un buen tipo, y hacia muy bien de guardaespaldas de Emma. Ella confiaba plenamente en la protección que le brindaba. No habría podido elegir un mejor candidato para su seguridad.

—Ve con Salvatore hacia la parte más alejada. Quiero veros practicar con lo que mejor se os dé. Salva, tú ponte con la CZ-75B. Ambos sabemos que eres el mejor con ella.

Salvatore asintió con la cabeza. Miró a Valentino y le indicó que le siguiera. Una vez que estaban más que alejados, comencé mi pequeño y astuto plan. Cogí una de las pistolas y se la tendí a mi novia, la cual no había cambiado la posición de sus pies y su cuerpo en todo este tiempo. Me reí al notar que solo movía la cabeza.

—¿De qué te ríes? —Preguntó, entrecerrando los ojos. Mi sonrisa se amplió aún más al ver que le había molestado un poco.

—Nada. No es nada. —Respondí. Me puse a su lado y empecé con la lección—. Va bene (Bien), ¿cuál de ellas quieres usar primero?

Emma se quedó pensativa, mirando todas y cada una de las armas que había encima de la mesa. Sus manos palparon el acero aleado, más conocido como "acero 4340", un material de baja aleación que contiene cromo, níquel y molibdeno. Es muy resistente y tenaz cuando se somete a altas temperaturas. Es un material que se considera de uso extremo y es utilizado únicamente para armas de gama alta. Todo eso me lo enseñó el antiguo Don, Ruggero, antes de que el padre de Emma le atravesara la cabeza con una bala. Tardó un rato, pero mi prometida señaló una de las armas que había frente a ella. La cogí con la mano con soltura, haciéndola girar y mostrándosela para que pudiera diferenciarla de las otras.

—Esta es una CZ P-07 Duty. —Informé. Vi su rostro, en el cual se reflejaba perfectamente una mezcla entre la confusión y la curiosidad bastante notables.

—¿Duty? —Preguntó, mirándome entonces a los ojos. Asentí—. ¿Como el videojuego?

Me atraganté con mi propia saliva. Procuré incluso no reírme, pero la carcajada subió por mi garganta y las palabras salieron antes de que pudiera darme cuenta.

—Exacto, pero hay una pequeña diferencia amore (amor).

Entonces, coloqué los cascos en la cabeza de Emma y las gafas trasparentes de protección sobre sus preciosos ojos verdes. Cogí la pistola y la cargué con unas cuantas balas, me puse de lado, alcé mi brazo y apunté al centro de la cabeza del muñeco de madera. Los cuatro disparos dieron de lleno en la parte deseada, creando un gran agujero. La boca de mi novia formó una O con más sorpresa de la que me imaginaba. Descargué la pistola con las balas que aún quedaban dentro de ella y la dejé sobre la mesa.

LEONE CARUSO ©Where stories live. Discover now