62 (Maratón 2/3)

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LEONE

Bajamos a la planta principal para encontrarnos con Gianni. Me había mandado un mensaje diciendo que quería vernos. No sabía para qué, pero si Gianni no utilizaba emoticonos ni abreviaciones modernas en los mensajes de texto, es que era algo muy importante. Le pregunté a Emma donde le había visto por última vez. Ella me explicó que estuvo hablando con mi amigo en la piscina, así que nos dirigimos al exterior sin pensarlo dos veces. Efectivamente, allí estaba él. Con un bañador de distintas tonalidades de azul y sus gafas de sol de Versace. Gianni era una persona que siempre quería vestir a la moda, pero a la más alta moda. Sabía perfectamente que esas gafas no eran una imitación y no me sorprendería que su bañador fuera de Louis Vuitton. No me di cuenta de que tenía a alguien al lado. Salvatore estaba de la misma forma que él, con un bañador y unas gafas de sol con el símbolo de Chanel a ambos lados.

—Menudo par... —Susurró Emma a mi lado.

Contuve la risa al mirarla. Ella hizo lo mismo. Aún con las manos entrelazadas, nos acercamos a ellos sin hacer mucho ruido. Entonces, cuando estábamos lo suficientemente cerca, carraspeé como el jefe y el hombre de la casa que soy. Emma soltó una pequeña risa cuando ambos se sobresaltaron y casi se caen de las tumbonas.

—¿Se puede saber qué hacéis? —Pregunté en tono autoritario.

Gianni volvió a acomodarse como si nada, mientras que Salva se levantaba rápidamente y se quitaba las gafas de sol, tirándolas a cualquier lado. Pararon a las manos de mi mujer, y ella se las puso con diversión. Sonreí ante la inocencia de la chica. Solté su mano, en cambio le pase las manos por los hombros.

—¿Qué tal me quedan? —Preguntó Emma con diversión. Sonreí, mirando esta vez a Salvatore.

—Son mías, bambina (niña). Dile a tu novio que te compre unas si tanto te gustan.

Salvatore se acercó a ella, con la intención de recuperar sus carísimas gafas de sol. Por otro lado, mi prometida se apartó de golpe. Se fue corriendo hacia la piscina. Gianni y yo la mirábamos divertido, mientras que Salvatore corría detrás de ella. Gritaban y corrían por el jardín. Aproveché para sentarme al lado de Gianni y pedirle explicaciones.

—¿Cómo es que vino un médico y Emma no lo sabía? —Pregunté. Gianni de incorporó ora poder hablar conmigo.

—Emma ya estaba dormida. Deduje que sería mejor así.

—¿Y por qué no se lo has dicho? Cuando le dije lo del médico Emma se quedó muy preocupada. —Mi voz adoptó un tono de reproche.

—No quería preocuparla más.

—Entonces... es cierto... —Dije con la tristeza reflejada en los ojos.

—Es lo más posible. Pero creo que deberíais ir a una clínica. Para confirmarlo.

Asentí con la cabeza. En ese momento, el agua nos salpicó y nos dejó completamente calados. Me levanté repentinamente, sin ver a Salvatore ni a Emma por ningún lado. Me acerqué al agua y allí estaban los dos, forcejeando bajo el agua.

—¡Eh! —Grité. Pero no me escuchaban—. ¡Chicos!

Emma salió a la superficie para poder respirar. Se acercó al borde, justo delante de mí, mientras veía como Salvatore salía del fondo de la piscina. Tenía una cara de perros que hizo que me riera, al igual que hizo Emma cuando lo vio. Entonces, Salva soltó una pequeña sonrisa viéndonos a ambos. Vi la figura de mi chica en el agua. Me miró, extendiendo la mano hacia mí para que la ayudara a salir de la piscina. Me agaché y tomé su mano con la mía, pero entonces Emma hizo fuerza hacia abajo y me tiró al agua junto con ella. Gracias a Dios, dejé el móvil en la tumbona cuando estaba hablando con Gianni.

LEONE CARUSO ©Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang