30

3.3K 209 14
                                    

EMMA

La luz del sol me daba prácticamente en los ojos, por lo que me moví bajo las sábanas para poder ocultar esa luz de mí. Empecé a despertarme poco a poco, notando que un brazo me rodeaba la cintura y me apretaba más contra él. Me froté los ojos para poder verle mejor.

Buongiorno, amore. (Buenos días, amor). —Me dijo con su grave y ronca voz. Sonreí, acercándome a besar sus labios—. Podría acostumbrarme a que me dieras besos así todos los días.

—Yo estaría encantada de hacerlo. —Dije acariciando sus labios. Se encontraba apoyado sobre su codo, con la mano en su mejilla—. Me gusta la barba.

—Tomo nota. —Dijo besando mi dedo, pero no lo quité de ahí. Él levantó una ceja, divertido, mientras empezaba a sacar la lengua para lamerlo. Lo quité rápidamente—. Tengo hambre.

—Yo también. —Respondí. Aunque sabía perfectamente que su hambre no era la misma que la mía.

Me cogió por la cintura y me colocó encima suyo. Acaricié su pecho de piel blanquecina con un toque tostado y dorado.

—¿Qué tipo de hambre tienes tú? —Pregunté. Se levantó, quedándose sentado, al igual que yo, sentada sobre su regazo.

—Ambas. —Leone empezó a besarme el cuello, acariciar mis piernas, pasar a besar mi pecho. Después devoró mi boca, con pasión y amor, hasta que...

—Emma, a desayunar. —Mi hermano entró en la habitación y nos encontró a Leone y a mí desnudos y a punto de tener sexo matutino. Leonardo se quedó perplejo en el umbral de la puerta. Ambos le miramos, escuché una risa por parte de Leone, así que le pegué en el brazo—. ¡Poneros ropa ahora mismo!

Me quité de encima de mi prometido y me tapé con la sábana, mientras Leone se quedaba sentado con una sonrisa en la cara. Yo la tenía roja como un tomate y él tan tranquilo.

—¿Puedes salir de aquí, Leonardo?

—Vestiros y bajad a desayunar. —Cerró de un portazo, con voz autoritaria y el ceño fruncido. Escuché como mi madre le preguntaba qué ocurría al otro lado y él respondió un simple: "Ya lo verás, vamos a la cocina".

—Por lo que veo tú hermano ya ha madurado y ha dejado la droga, ¿eh?

Me levanté y fui a por ropa interior y una sudadera.

—Sí. Se ha convertido en él cabeza de familia. Mi madre y yo lo necesitábamos. Leo se dio cuenta cuando mamma empeoró hace varias semanas.

—¿Samara está tan enferma? —Asentí.

—Tiene un cáncer bastante fuerte y la poca quimio que podemos pagar no llega para destruirlo completamente.

—¿Y si os ayudo? —Fruncí el ceño ante su propuesta. Se levantó, quedando desnudo ante mí—. Podría ayudaros económicamente, Emma.

—Tenemos que verlo en otro momento, no me concentro viéndote así. —Dije sonriendo.

Se puso la camiseta y unos pantalones negros para bajar a desayunar. Me cogió la mano donde tenía puesto el anillo de compromiso. Lo besó, mirándome a los ojos.

Ti amo. —Dijo.

Ti amo. —Respondí sin dudar. Sí, ya no lo dudaba.

Entramos en la cocina y a mi madre se la iluminó la cara cuando vio a Leone. Se levantó rápidamente y le abrazó, entonces Leone soltó mi mano y abrazó a mi madre de la misma manera. Se llevaban muy bien, y eso me gustaba.

—Leone, cariño cuánto tiempo. Estás más guapo que antes.

Grazie, Samara. Tú también estás bellisima.

LEONE CARUSO ©Where stories live. Discover now