20

3.9K 241 9
                                    

EMMA

—¿¡Qué!?

Mi grito retumbó por toda la casa, dejando prácticamente sordos a todos. Salvatore hizo una mueca de dolor, pero después volvió a tu cara seria de siempre.

—No chilles, ¿capito? —Dijo mirándome como si estuviera riñendo a una niña pequeña—. Debo irme. Leone necesita mi... apoyo.

—¿Y qué se supone que hago yo?

Salva me dirigió una mirada de advertencia. No podía irme de la lengua, era lógico. Pero lo que no era lógico era que me dejase aquí desprotegida, cuando los rusos nos están amenazando.

—Te quedarás aquí, tranquila, con tu familia. Ve al trabajo y haz cosas productivas en tu tiempo libre. Básicamente lo que has estado haciendo todo este tiempo, pero esta vez sin mí.

Cogí su brazo y le dirigí al patio trasero de mi casa. No podía dejarme, no ahora. Leone está a kilómetros de aquí, ni siquiera está en su casa. Le miré con una expresión vacilante. Tenía miedo, sí, pero no iba a dejar que Salva lo viera.

—¿Y tu jefe qué va a decir cuando sepa que me has dejado desprotegida?

—En primer lugar, él me lo pidió. Y en segundo lugar, vienen refuerzos. —Salva cogió su maleta de la habitación de invitados, salió de allí y le seguí hasta la puerta de entrada. Salió sin querer escucharme y abrió el maletero para dejar sus cosas, cerrándolo luego de un portazo.

—¿Qué significa eso? —Pregunté exasperada.

—Significa que viene otra persona a procurar que no te pase nada. Yo debo ir con Leone.

—¿Cómo lo sabes? Dijiste que no había cobertura dónde estaba.

—Yo no dije tal cosa, bambina. Dije que Leone no tiene el móvil porque es peligroso que se lo roben y se lo rastreen.

—¿Y entonces cómo te has enterado?

—Alessandro. El Caporegime que está escoltando a Leone mientras yo no estoy.

—¿Capo qué? —Salva puso los ojos en blanco. Yo me enfurecí mucho más—. ¡No me mires así! No sé nada sobre la mafi...

La mano de Salva se puso sobre mi boca tan rápido que casi me caigo al suelo, pero fue capaz de callarme y sujetarme a la vez. Era un buen guardaespaldas y un buen amigo, y por eso entendía que Leone lo necesitara. Ahora más que nunca.

—Ni una parola más, Emma.

Sono spiacente... —Dije arrepentida.

Salva suspiró. Mi cara le transmitía todo el dolor que sentía ahora mismo. No sabía nada de Leone, podría estar en peligro, podrían matarlo... Salvatore me dio unas palmadas en la cabeza. Le miré sin comprender lo que hacía.

—Deja de pensar tanto, y menos cosas malas. Leone estará bene, Emma. Es un hombre fuerte. Y tiene la suerte de casarse con una donna tan maravillosa como tú.

—¿Lo crees de verdad? —Pregunté indecisa. Salva asintió con la cabeza. Miré al suelo mientras su mirada protectora atravesaba mi cuerpo. —Va bene... cuídalo, per favore...

No dudes que lo haré, Emma. Ahora vuelve a casa, Valentino está a punto de llegar aquí y deberías estar descansando o tomado algo en la cocina.

—¿Valentino? —Pregunté confundida. Salva asintió con la cabeza.

—Tu nueva niñera. —Dijo guiñándome un ojo.

LEONE CARUSO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora