Capítulo 16: Manos suaves

1.5K 133 8
                                    

Gus, eres tonto. Así, en mayúsculas y con fluorescente. Eres idiota. No me puedo creer lo que acabas de hacer. ¿En serio? ¿De verdad le has dicho a Bibi que tiene entrevistas contigo?, ¿y de dónde piensas sacarlas? Todo a su debido tiempo. He cometido una locura, es cierto. He mentido a Bibi y a Sergio. ¿Y por qué? Pues porque me ha quemado la sangre pensar que Bibi podía cenar con Sergio. No por nada... Bueno... sí... por algo. Pero no por lo que parece... Ha sido porque sé que Sergio quiere seguir con sus pruebecitas y a mí ella... pues... me da lástima. No quiero que Sergio le haga estas cosas. ¡Claro...! Es eso... ¿Qué otra cosa si no?

—Juan. Juan. —Llamo su atención mientras me acerco a él—. Necesito que me consigas unas entrevistas.

—¿Qué? —Me mira incrédulo.

—No preguntes tanto y hazme el favor.

—Vamos a ver, Gus. ¡Yo cómo voy a conseguirte unas entrevistas!

—¡Sh! Baja la voz, por favor. Habla con tus amigos. Los de la radio, los de la tele... El medio que más te guste.

—Pero, ¿por qué? Además, ¿por qué yo? Si tú conoces a muchos de la prensa. Llámalos tú.

—Yo no puedo... Llama a dos o tres y les dices que me pueden hacer preguntas. Las que quieran. A ser posibles relacionadas con el tema de los Juegos Olímpicos.

—¿Quieres que te haga una rueda de prensa?

—No. Quiero entrevistas. A ser posibles internacionales.

—¿Internacionales?

—Sí. Que tenga que hablar en inglés —explico ante la mirada atónita de Juan.

—Gus... no te estoy entiendo nada. ¿Para qué leches quieres tú hacer una entrevista en inglés?, ¿no te vale en español?

—No... Va a venir Bibi a traducir. Tiene que ser en inglés.

—Pero, Gus... Espera, ¿qué? ¡Ah, venga! Es por Bibi...

—No es por Bibi. —Miro al suelo evitando que sus ojos se fijen en los míos.

—¡Oh! Claro que es por Bibi —Se ríe amplio—. ¿Lo haces para tener a Bibi a tu lado o qué? Si te pasas todo el tiempo con ella... No creo que te hagan falta estas cosas. —Carcajea.

—¿Para qué iba a querer yo pasar tiempo con ella? No digas tonterías... Es solo... Es solo que Sergio la ha invitado a cenar y...

—¿Te has puesto celoso? Eso no es propio de ti —interrumpe.

—¡No! Es que Sergio pues sigue empeñado en ponerla a prueba y por eso quiere quedar con ella. La estoy quitando de ese problema.

—¡Ah! Entiendo... No es porque quieras pasar rato con ella...

—En absoluto —respondo casi sin mirarle.

—Por supuesto... Te creo. Pues... veré qué puedo hacer.

—No, no. Juan. Tienes que hacerlo. Ya le he dicho que tiene que venir conmigo.

—¿Y si terminas pronto y se va con Sergio a cenar?

—No terminaré pronto.

—¿Y si pasa?

—No pasará.

—¿Tan seguro estás? —Eleva una de las cejas.

—Mucho. Como si tengo que contar mi vida en verso. Ni de coña. —Niego con la cabeza.

—¿Y si ella quiere ir a la cena con Sergio y tú se lo estás impidiendo?

¡Joder, Juan! ¿Y si tiene razón?, ¿si le estoy prohibiendo algo? ¡Puf...! Me niego a hacer eso. Yo no soy así. Yo no hago esas cosas. Yo no me pongo celoso por esto.

Un amor de alturaWhere stories live. Discover now