CAPITULO 18.

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10 horas antes

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10 horas antes.
Dhalia Ivanova.

Llegó a la fortaleza rusa y ya Andrei estaba ahí, bajo las escaleras y me adentro a la casa pensando a toda velocidad. Fui al lugar que Andrei usa como aeropuerto donde estaba mi Jet para largarme de aquí y buscar a mi hija, pero tenía las llantas desinfladas.

Es un hijo de puta, y voy a matarlo.

Las esclavas se esconden cuando me ven llegar y Andrei está de pie en las escaleras hablando por teléfono, paso de él y voy a su despacho agarrando mis planos y los maletines. Vuelvo a salir con mis zapatos resonando en el suelo.

— Voy a agarrar tu Jet. —le digo.

Sin darle tiempo de responderme salgo de la fortaleza otra vez, y abordo la camioneta. Leonardo apenas se movió y vuelvo a arrancar a toda velocidad.

— Mi señora, los que estaban cuidando a la niña están muertos. —aprieto el volante. — Uno de los boyeviki consiguió los cadáveres.

No le contesto y piso el acelerador intento no resbalar en la autopista congelada pero si yendo a gran velocidad. Una vez que llegamos al aeropuerto abordo el Jet y Leonardo va inmediatamente a pilotear.

15 horas después.
Luciano Di Marco.

Tomo asiento en la parte externa de los vestidores, mientras que Alana está dentro con una vendedora probandose miles de vestidos. Observo a Lucían quién ve entretenido una revista.

— ¿Sabías que hay tacones en miniatura? —voltea la hoja de la revista hacia mi y yo le doy una mala cara.

Alana sale del vestidor con un vestido rojo con una falda tan grande que apenas la deja caminar. Frunzo el ceño y Lucían la incita a dar una vuelta.

— Deja eso, llévate otra cosa. —le digo antes de agarrar el teléfono que está sonando.

Me pongo de pie para salir de la tienda pero Alana se me atraviesa.

— ¡No! Quiero esté. —dice determinada.

— Dije que no, busca otro.

— ¡No!

La aparto y le hago una seña a Lucían para que esté pendiente. Salgo de la tienda y mis hombres ya están en las salidas.

— Di Marco. —contesto.

Ya piso Italia. —habla Lucius. — Mis hombres la vieron en el aeropuerto hace media hora.

Cuelgo y me voy del lugar dejando a mis hombres con Alana y Lucían.

Dhalia Ivanova.

Cinco horas después aterrizamos en Sicilia, Italia. Me quitó el abrigo de piel y alzo las mangas de mi suéter hasta los codos, me escondo dos pistolas debajo de la ropa y salgo pisando Italia.

La Reina Negra.Where stories live. Discover now