CAPITULO 20.

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Dhalia Ivanova

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Dhalia Ivanova.

Quedo sola en la ducha dándole vueltas a mis pensamientos, agarro el gel con el típico olor de Luciano y me lo agrego por el cuerpo. Después de tanto estrés es bueno tener una ducha.

Tengo un leve dolor en la entrepierna, y eso hace que camine un poco raro pero nada que sea tan notorio.

Salgo de la ducha agarrando la toalla medio húmeda que uso Luciano y la envuelvo en mi cuerpo, entro al vestidor y saco un nuevo conjunto de ropa interior, casi todos son negros, rojos, vino, rosados o blancos, no hay otros tonos y todas son de encaje y miniatura pero de mi talla. Termino de abrocharme el sostén; agarro una bolsa de Yves Saint Laurent y saco un vestido veraniego de color rojo, tiene escote siendo pronunciado por un nudo; no lo pienso dos veces y me los coloco mirándome en el espejo de pared completa que está en la habitación, definitivamente el rojo es mi alma gemela. Agarro la caja de Jimmy Choo y saco unas sandalias de tacón blancas.

Cuando salgo hay un cofre negro en la esquina de la cama, me acerco y lo agarro para abrirlo. Un anillo de oro con espigas enlazadas para formarlo y una hermosa piedra rosada quedan a mi vista. Ni siquiera lo toco, vuelvo a cerrar el cofre y lo dejo dónde lo encontré.

Las voces afuera del cuarto se hacen presentes. Abro la puerta saliendo y veo a Alana en los brazos de Luciano, los guardias de él están metiendo cajas en la habitación. Veo una casa de muñecas, luego otra casa lo suficientemente grande para que entre Alana, un peluche del tamaño de ella, y un montón de cosas más.

- ¿Qué es todo esto? -murmuro llamando la atención de ambos.

- ¡Mami! -exclama con ese brillo en los ojos pero no se baja de los brazos de Luciano. - Mi papi me compro todo esto.

Esa palabra nos deja desconcertados a los dos, veo a Luciano alarmada pero el solo mira fijamente a Alana.

- ¿Cómo me dijiste? -murmura él apretando la mandíbula.

- Loco. -finge demencia.

Él sale de su trance y luego que meten todo a la habitación, cierran la puerta y quedamos nosotros tres nada más. Los ojos azules de Luciano se fijan en mi y recorren todo mi cuerpo, pero lo ignoro y veo todo lo que está en la habitación.

- ¿Tu compraste esto? -le digo observandolo.

- No, lo hice yo. -habla Alana. - Con una tarjeta negra, como la tuya mami.

Luciano la baja y ella comienza a abrir unas cosas para jugar. Veo que saca una muñeca, maquillaje, muñecas bebes con carriola y otras cosas. Me quedo al lado de Luciano quien se limita a ver todo lo que hace la niña.

- Gracias por comprarle eso. -murmuro.

Me mira de reojo. - No tienes que agradecer nada. Eso no cuesta ni la mitad de mi cuenta.

La Reina Negra.Where stories live. Discover now