CAPITULO 43.

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Dhalia Ivanova

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Dhalia Ivanova.

En transcurso del día comienzo a mover las aerolíneas privadas para salir de Sicilia hasta Dobrich. Alana colorea felizmente mientras termino de arreglar algunos inconvenientes.

— ¿Mami? —alza la mirada y yo termino la llamada para prestarle el total de mi atención. — ¿Vamos a Bulgaria?

— ¿Quieres venir conmigo? —pregunte sentandome a su lado, asiente. — Está bien.

Adriel espera en la puerta junto con el hacker y Dexlio, Alana se coloca la máscara de diamantes y sale con la cabeza agachada a mi lado. Se olvida de su papel apenas ve a Luciano arrancando a correr hasta estar entre sus brazos.

— ¿A dónde vas, principessa? —se lo pregunta a ella pero me mira a mi, recorre cada parte de mi cuerpo hasta que ve el anillo en mi dedo y parece relajarse con cierto brillo en sus ojos.

— Voy a Bulgaria con mi mamma. —contesta feliz.

— ¿Por qué no me había enterado de esto?

Eso lo dice directamente para mí, termino de llegar al primer piso y agarró a mi hija cuando extiende sus bracitos hacia mi.

— Porqué es mi hija y me la puedo llevar cuándo quiera.

— Sería bueno que me avisarás.

— ¿Tu me avisaste cuando te la llevaste de Rusia? —se queda en silencio. — Eso pensé.

— ¡Llevarás a Alana a su ejecución directa! —la rabia crece en su interior mientras ve que salgo con la niña en brazos, la cual va tapándose las orejas con las manos. — Sabes que aquí está segura.

Me doy la vuelta dándole la cara después de dejar a Alana en la parte trasera de mi deportivo. Frunce los labios y el ceño teniendo la expresión que siempre usa cuando lo desafío.

— Mi hija está más segura en tierra Búlgara que en tu casa.

— ¿Quién lo dice?

— Yo. —elevo el mentón cuadrandome en mi metro cincuenta y él lo hace en sus dos metros.

— Alana se queda. Figlia bassa. —le da una orden en italiano, la niña ajena a lo que sucede abre la puerta y yo la cierro antes de que pueda moverse.

— Alana te quedas adentro. —la miro sobre mi hombro y entiende inmediatamente la mirada dando la espalda hacia dónde estamos.

— Déjala que baje. —me gruñe acercándose peligrosamente a mi, pero tiene que agacharse para llegar a mi rostro y aún así tengo que alzarlo demasiado.

— Es Búlgara. La reina acaba de dar una orden, no te va a obedecer. —habla Adriel a su espalda, tirando de su hombro para que se aleje de mi.

A nuestro alrededor se ha creado un anillo, mitad búlgaros y mitad italianos, todos con arma en mano. Adriel pasa de nosotros abordando el auto para distraer a Alana la cual se ha tapado las orejas otra vez.

— La preparaste, ¿No es así?

— ¿A quién? —enarco una ceja. — Alana solo obedeció la orden de su madre y ya. Ni tu, ni nadie me quitará el poder delante de mi hija, entiéndelo. Si yo digo se va, se va y no lo puedes detener, si yo digo canta Alana lo hará, si yo digo grita lo obedecera.

— Así no se supone que se cría una niña.

— Mi hija es la más feliz de la tierra, y es mía. Ahora déjame en paz.

Las orejas se le ponen de color rojo y considero el que sea posible que le dé un infarto, pero no dice nada solo me mira de manera asesina. Me doy la vuelta rodeando el auto y abriendo la puerta.

— No me llames cuando quieras que te salve el culo. —me señala con su dedo.

— No lo haré, nunca lo he hecho, no se qué te hace pensar que si.

Me agacho abordando el auto y las camionetas de mis hombres se llenan rápidamente para comenzar a rodar por toda Sicilia hasta el aeropuerto privado de La Cosa Nostra, Alana baja agarrándose de mi mano junto con Adriel y todos abordamos el avión.

Lucas viene con la cara tapada como de costumbre y Dexlio se pierde en el avión manteniendose lo más lejos que puede de nosotros.

— Contacta a los de Rumania y a los Daneses. —hablo con Lucas el cuál ya está pegado a su laptop. — Los necesito en Veliko dentro de cuatro días.

Afirma con un movimiento de cabeza mientras se pasa los audífonos con micrófono. De todas las mafias medio grandes pero de bajo nivel que he agarrado volviendo mía, son esas, los Rumanies son muy buenos con la herrería y entre los Daneses hay varios químicos que me ayudan con las bombas y a potenciar los componentes.

Marco un número antes que el avión agarre vuelo, Dobrich es donde tengo una de mis casas pero para mala suerte de Andrei, es la mina principal de mis explosivos los cuales están bajo tierra. Los explosivos que tienen mucha potencia suelo ocultarlos bajo tierra, y tengo uno en la mayoría de los países de la pirámide negra.

Organización que me falle, país que destruyó. Hay muchos elementos químicos que tienen largos alcances si los enlazas con el componente adecuado y yo se esos componentes.

He visto ciudades enteras quedar en solo un hueco de cenizas por mis bombas y las ciudades vecinas también quedan afectadas.

Mi señora. —contestan del otro lado, escucho las partes de las armas encajar unos con otros.

— Te necesito en Dobrich.

Cuelgo la llamada sin esperar una repuesta, es su obligación estar dónde y cuándo digo sin importar qué o quién. Alana se acurruca en mis piernas una vez que el avión toma altura, mira por la ventana entretenida mientras juega con un mechón de mi cabello.

La envuelvo en mis brazos y la apego más a mi pecho, lleva el collar que se le regaló antes de que naciera. Un dije con una Dalia rosada descansa en su cuello, pero si le das la vuelta la flor se torna negra. El símbolo de los líderes de mi organización. Yo soy Shefe y ella la Zamestnik gl, nadie supera a mi actual mandato y si alguien llega hacerlo será mi hija.

El resto de mi familia se esconde entre las mafias poderosas que tengo bajo mi mandato, esperando el momento indicado para aparecer y creo que ese momento llegó.

La Reina Negra.Where stories live. Discover now