CAPITULO 57.

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Dhalia Ivanova

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Dhalia Ivanova.

Después de ayudar a Matteo a arreglar a las bebés, salgo del hotel asegurándome de no encontrarme a Gina por ningún lado, lo menos que quiero y que debo hacer es un escándalo en un lugar público. Hoy en la mañana, Carla me notifico que Gina hizo una cita para verme y que será en una semana.

Claro que lo puse lejos a propósito, necesito conseguir algunas cosas antes de verla.

Llegó a la entrada y vuelvo a ponerme los lentes de sol aunque esté no ha salido todavía. No quiero que me vean en un hotel de mala muerte, así diga que es cinco estrellas. Mi camioneta llega de prisa y antes de que aborde baja Aneka, enarco la ceja y detrás del vehículo viene corriendo un hombre.

— Señora le dije que no puede sacar un vehículo sin identificación. —el hombre saca un par de esposas. — Lo siento, su alteza...

— ¿Lo siente? Deberían cerrar está asquerosa pocilga... —resoplo. — La conozco, está bien. Es mi chófer.

El hombre me da una mirada resentida por lo que dije, pero no está seguro si quedarse o irse, pero termina escogiendo la última opción.

— ¿Qué haces aquí? Nadie tenía mi dirección.

— Lo sé, por eso te seguí.

— ¿Hiciste qué? —gruño.

— Lo siento... Pero las cosas están mal, primero que nada, Alana ya está en el vuelo para la isla.

— Lo sé.

— Krasimir me contacto. Hay que irnos con urgencia a Bulgaria... El lince piso tu tierra, está con la mafia estado unidense y no sabemos cómo, pero al parecer está tiene bajo su poder una bomba militar que solo tú podrías reconocer.

— Claro que solo yo puedo reconocerla, ustedes son una bola de incompetencia con ojos y brazos que por suerte están vivos...

Leonardo baja de la parte de atrás de la camioneta y me entrega el iPad y una laptop, ambas abordamos los asientos traseros y mi guardia se pone al mando rápidamente. Nos pasa comunicadores de oído.

— Conectada. —hablo presionando el botón.

Mi señora, las autoridades recibieron alerta al ver a Andrei en Varna, al parecer viene con Familia Genovese. —frunzo los labios apretandolos en una fina línea. — Nadie lo detuvo por sus órdenes.

— Nadie lo iba a detener si venía con esos delincuentes. —murmura Aneka.

— Voy en camino, enviame información acerca del explosivo que traen y mantente en el ojo del huracán.

Si, mi reina.

La llamada se termina y nosotros vamos directo al aeropuerto donde espera mi Jet Privado. Luciano dejo Francia el mismo día de la fiesta, y por él no me preocupo tanto, lo haré después que asesine al maldito de Andrei.

Los datos del explosivo llegan a mi iPad y los reviso una vez que estamos en el Jet.

Una C-4, es una combinación de productos químicos explosivos y un material aglutinante plástico, que tiene la finalidad de proteger el material de los golpes y el calor, lo que lo hace muy estable.

Todo lo contrario a mis explosivos.

Aneka toma asiento a frente a mi, dónde tengo la MacBook para que ella vea a lo que nos enfrentamos. No me extraña que esto, «que es armamento militar» este en las manos de la Familia Genovese, al parecer no soy la única que tiene contactos en la parte judicial y los militares son medio fáciles para negociar.

— ¿Puede hacerse explotar con un disparo? —alzo la mirada de la pantalla fijandola en mi tía.

—  Hasta dónde sé, la detonación solo puede iniciarse por una combinación de calor extremo y una onda de choque, lo que es la función del detonador. —le explico mientras paso el dedo en la pantalla de la laptop y le enseño fotos. — Cuando estaba en pasantías, intenté copiar la fórmula de la C-4... Es una tontería.

— Para los explosivos que haces, si lo son.

— Ajá. —agarro un bolígrafo y comienzo a diseñar algo en un papel blanco. — Pero, mi C-4 no fue aprobada, era más explosiva... Tal como me gusta hacer las bombas. Esto es armamento militar, y no debe estar en Bulgaria.

— ¿Por qué?

Me quedo en silencio preguntándome si es seguro decirle o eso explotará sus nervios.

— Dhalia, ¿Por qué no?

— Porqué si algo explota cerca de mi almacén de bombas... —sonrío de lado. — Se explota todo el continente europeo.

Le entrego el iPad que tiene un mapa creado con la IA que muestra todo lo que esté bajo mi poder. Poco a poco, comienza el vídeo que supone lo que pasaría si cualquiera de mis explosivos se activará, el vídeo comienza destruyendo a Sofía, Plovdiv, Veliko, Barna, Burgas, Ruse, Pleven, Nesebar, Vratsa y otras ciudades de Bulgaria antes de arrasar con Europa, Italia, Francia, Rumania, Grecia, Turquía, Servía, Montenegro y Macedonia. E incluso, las ciudades vecinas a cualquiera de esas estarían muy afectadas, sin hablar de lo poco habitable y del golpe que se le daría al medio ambiente, creando una tierra infértil y poco oxigenada que puede que se expanda a lo largo de los próximos países.

Aneka palicede en su asiento.

— ¿Cuántas bombas tienes en ese almacén? —me enderezó y suelto un suspiro.

— Más de quinientas bombas, trescientos explosivos y millones de balas de plutonio... Que por si no sabes, explotan.

— Dhalia, creaste y sembraste un suicidio seguro en tu país.

— No solo en el mío. Todo país de la pirámide negra tiene al menos, cinco bombas... Si yo caigo, me llevo a todo el jodido mundo.

— ¿Con el fin de qué?

— De ser intocable. A Andrei no le conviene explotar una C-4 en mi país, y no tiene ni idea con lo que se va a conseguir cuando pise Veliko... Porque ya va en camino para allá.

— ¿Y si explota...

— No lo hará. Y si lo hace, todos volaremos en pedazos.

— Y no solo las ciudades del mapa...

— No, porqué la de Europa se activará arrasando con más, y así sucesivamente. Sería un lindo espectáculo de fuegos artificiales.

— ¿Y qué hay de tu hija? ¿Dejaras que muera en una de las explosiones?

Me quedo callada sin responderle. Tengo un lugar preparado en un lugar muy oculto de todo, dónde ninguna bomba llegará a afectar a mi hija.

— Creo que es hora de que vayas a dormir, Aneka. —murmure viéndola con los ojos entrecerrados.

No me refuta, me mira preocupada y se levanta refugiándose en la habitación del Jet Privado.

La Reina Negra.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant